Sigamos una vez más los hilos de existencias pasadas, merodeando por derroteros tan inesperados como sorprendentes. ¿Es posible que a principios del pasado siglo XX, el pintor Julio Romero retratara a la reina de los Vampiros de París?, ¿fue ella quién realizó en Hondarribia el primer film de ficción de Euskadi?, ¿realmente fue coronada como la décima musa por los surrealista?. Hay un largo camino por delante... Comienza el espectáculo I. Fantomas Paris, 1911. La atención popular, que por aquél entonces no tenía muchos más entretenimientos que el de la lectura propia o ajena, está centrada en las perversidades de un nuevo criminal. Éste muestra habilidades casi desconocidas hasta entonces para el gran público, como es la del disfraz, para suplantar la mayor parte de las veces a sus víctimas, o la de mostrar una sádica creatividad en sus crímenes, empleando plagas de ratas infectadas, venenos de efectos insospechados y toneladas de arena con las que llena las estancias de sus objetivos
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