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El Fujiyama de París

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  A cuenta de que hoy se cumple el 135 aniversario de la apertura al público de la torre Eiffel, la Biblioteca Nacional de Francia publica en sus redes sociales algunas de las estampas que Henri Rivière (1864-1951) realizó entre 1888 y 1889 centradas en esta obra de ingeniería que en aquel momento rompía con los convencionalismos paisajísticos de una ciudad como era París. Las “treinta y seis vistas de la Torre Eiffel” fueron publicadas en 1902 en un volumen lujosamente encuadernado y muy al gusto art nouveau de aquella época. El título, y la misma dedicatoria autógrafa que hizo su autor en uno de los ejemplares de que dice ''A André Houdard, estas 36 vistas del único Fouji Yama que tenemos en París Henri Rivière” dejan clara la inspiración directa en las “Treinta y seis vistas del monte Fuji” de Katsushika Hokusai (1760-1849), y en otras como los “ Cien aspectos de la luna”, una obra de Tsukioka Yoshitoshi (1839-1892), de la que conté algo unas semanas atrás. Al igual que su

Las shubas de Ratisbona

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Donat Hübschmann, pintor y grabador de la corte imperial de Maximiliano II de Habsburgo, recrea con increíble detalle la visita de una delegación que el zar Iván IV el Terrible envió a principios de 1576 ante el emperador del Sacro Imperio Romano Germánico. El motivo por el que tantos altos personajes de la corte zarista tuvieron que realizar lo que en aquella época era un largo y penoso viaje, no era otro que un clásico en la historia de las relaciones entre ambas potencias: acordar el futuro del trono polaco, que acababa de quedar vacante, así como del Gran Ducado de Lituania. Para llegar hasta el emperador, los embajadores rusos abandonaron Moscú el 5 de marzo de 1576, y el 27 de junio llegaron a Praga. Allí supieron que Maximiliano II se encontraba en Ratisbona, por lo que continuaron viaje una semana después, llegando a su destino el 7 de julio. Conforme al que debía ser el protocolo en aquellos tiempos, tuvieron que pasar varios días de continuas cenas ceremoniales y entreg

Conversación con el otro lado

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A media mañana, cuando entrábamos a uno de los cafés que rodean la plaza Sauveur de Bidart, me he vuelto a encontrar con esta obra de Moriz Jung que acompaña al texto. Estaba colgada en una pared entre dos ventanas que daban en dirección al cementerio de la iglesia, encabezando la mesa a la que hemos ido a sentarnos. El local no tenía demasiada luz y fuera llovía a mares, por lo que mis intentos de fotografiarla han sido absolutamente vanos. Recuerdo haberme encontrado por primera vez con ella hace muchos años, y que desde el principio me llamó la atención algo que iba más allá de lo que se ve, pero que creo que resulta obvio. En “Gespraech zwischen Stummen”, título que se traduce como “Conversación entre mudos”, vemos a dos personas separadas por la ventana de uno de esos clásicos cafés del paso al siglo XX que intentan comunicarse por signos, sin que nos quede muy claro si lo logran o no a pesar del esfuerzo que parecen dedicar a ello. Es difícil saber también si el tí

Hominibus monstruosis

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Es una verdadera pena que esta copia de 1475 del “De natura rerum” del teólogo Thomas de Cantimpré (1201-1272) no se terminara de ilustrar, y a partir del folio 41 los huecos reservados para que los rellenara posteriormente el autor de estas curiosas miniaturas permanezcan en blanco. De este volumen de casi 700 páginas que se conserva en la biblioteca pública de Brujas, a donde llegó desde la Abadía belga de Ten Duinen, poco he logrado saber y menos aún, nada, de la persona que se ocupó de iluminarla y del motivo por el que lo dejó a las pocas páginas. ¿Murió cuando estaba trabajando en ello, se abandonó por falta de recursos económicos o, simplemente se priorizó algún otro proyecto en el scriptorium de Ten Duinen dejándose a este en brazos del olvido? Quizá la imagen del cíclope desayunándose a dos compañeros de Odiseo, o algún otro de los seres que habitan en los pequeños huecos de las primeras páginas, saltaban de ellas a poblar las pesadillas de los monjes de aquel m

El sonido que construye todo lenguaje

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Esta ilustración es una de las que contiene el libro Lapponia de Johannes Schefferus (1621–1679), el que se considera el primer trabajo importante sobre la cultura, la historia y las formas de vida del pueblo sami, que por aquél entonces ocupaba las regiones del norte de Noruega, Suecia y Finlandia. Schefferus no hacía sino alimentar con su obra el creciente interés que por aquél entonces sentía el público lector europeo por las tierras septentrionales del continente, especialmente desde la difusión casi un siglo antes de la Historia de Gentibus Septentrionalibus (1555) de Olaus Magnus. En este caso, el libro da respuesta directa además al temor que sentían los colonos noruegos a establecerse en áreas fronterizas con los sami, debido a la terrible fama de sus hechiceros. Puede parecer raro, pero hay una orden de 1609 firmada por el rey Christian IV, que puede aclararnos hasta que punto este miedo parecía real: «Como muestra la experiencia, los finn y lapones son por naturaleza propens

Harlem Is Heaven

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  Tomándome por fin un descanso después de un mes bastante intenso, me pongo a bichear entre las joyas que se guardan en la Biblioteca Beinecke de libros raros y manuscritos de Universidad de Yale, y encuentro esta maravilla que creo puede venir bien para dar un poco de vida a mi muro. Se trata de la versión original de un mapa de la vida nocturna de Harlem en los años de la década de 1930, creado por E. Simms Campbell, el primer caricaturista afroamericano que consiguió publicar sus trabajos en las principales revistas norteamericanas de distribución nacional. Casi nada… El mapa es de 1932 y, según leo, su autor frecuentaba muchos de los establecimientos que representó, por lo que lo estamos viendo a través de los ojos de un profundo conocedor de la actividad musical, literaria y política afroamericana de aquel barrio durante las décadas de 1920 y 1930; la época que ahora se conoce como el “Renacimiento de Harlem”. El ambiente que se refleja a través de todas y cada una de las imágen

Piratas y libros

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  Folio 11 del Codex Aureus. El texto manuscrito en el margen superior viene a decir literalmente: "En el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Yo, ealdorman Alfred y Wærburh mi esposa, obtuvimos estos libros de un ejército pagano con nuestro dinero, es decir, con oro puro. Y esto lo hicimos por el amor de Dios y para el beneficio de nuestras almas, y porque no deseamos que estos libros sagrados permanezcan más tiempo en posesión pagana. Y ahora desean dárselos a la Iglesia de Cristo para alabanza, gloria y honor de Dios ... " “Temía enviarte la Collectanea de Beda extraída de las obras de Agustín, sobre todo porque el libro es tan grande que no se puede ocultar en la propia persona, ni es fácil de disimular en una bolsa. Y aunque uno u otro fueran posibles, habría que temer un ataque de ladrones que sin duda serían atraído por la belleza del libro, y por lo tanto probablemente se perdería para ambos” El que escribió esto fue Loup de Ferrières, abad en aquel año de 858 de la A