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Mostrando entradas de noviembre, 2020

Piratas y libros

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  Folio 11 del Codex Aureus. El texto manuscrito en el margen superior viene a decir literalmente: "En el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Yo, ealdorman Alfred y Wærburh mi esposa, obtuvimos estos libros de un ejército pagano con nuestro dinero, es decir, con oro puro. Y esto lo hicimos por el amor de Dios y para el beneficio de nuestras almas, y porque no deseamos que estos libros sagrados permanezcan más tiempo en posesión pagana. Y ahora desean dárselos a la Iglesia de Cristo para alabanza, gloria y honor de Dios ... " “Temía enviarte la Collectanea de Beda extraída de las obras de Agustín, sobre todo porque el libro es tan grande que no se puede ocultar en la propia persona, ni es fácil de disimular en una bolsa. Y aunque uno u otro fueran posibles, habría que temer un ataque de ladrones que sin duda serían atraído por la belleza del libro, y por lo tanto probablemente se perdería para ambos” El que escribió esto fue Loup de Ferrières, abad en aquel año de 858 de la A

Flashback

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  Louise Bourgeois - I Had a Flashback of Something that Never Existed. Página 18 de 34 del libro ilustrado Ode à l'Oubli (2002)

Sobre lo ajeno

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Leo en “El banquete humano: una historia cultural del canibalismo” de Luis Pancorbo: «Los escitas llamaron la atención de Heródoto en más de un aspecto, pero siempre relacionado con acciones y costumbres de gran salvajismo. El historiador se entretiene describiendo costumbres funerarias. Hacían grandes matanzas de hombres, mujeres y caballos con motivo de los enterramientos de los señores principales, y eso fue algo en lo que coincidieron luego hunos y mongoles. Todavía se especula con la amplitud que pudo revestir el sacrificio funeral de Genghis Khan, y no sólo de caballos. Pero hablamos ahora de un Asia aún más remota en el tiempo y en los usos, hasta el límite de lo verosímil, que pinta Heródoto. Los pueblos de los que a veces habla pudieron ser reales, como los isedonios, si bien sus vecinos, los arimaspos, gentes de un solo ojo, vivían cerca de grifos que custodiaban mucho oro. Descartando, pues, a los arimaspos, los isedonios bien pudieron haber existido, y con costumbres no mu