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Mostrando entradas de marzo, 2011

Una línea de luz

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Estoy intentando poner un poco de orden en unos papeles que hace tiempo abandoné con la esperanza de volver a ellos más adelante, cuando tuviera el ánimo recuperado y las ideas cambiadas. De ello me ocupo cuando siento que ahí fuera, por entre unos cielos cargados de nubes, asoma una fina línea de luz que rompe la monótona penumbra que me rodea, y entra directa por la ventana de mi casa. Ahí está: acariciando con sus extremidad uno de los juguetes favoritos de mi hijo. Quedo disfrutando del instante, incluso me da tiempo de hacer una fotografía, pensando a la vez en el claro significado que le daría a esto. Ahora continuaré con lo que estaba haciendo.

Beurre de Baratte. (Divagaciones)

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No se por qué. Siempre que leo ese encabezado que reza en las páginas del FaceBook aquello de ¿qué estás pensando?, parece que me siento como obligado a responder. Será esa maldita educación que recibió uno, basada en dar una explicación de todo lo que hace; o quizá se trate de aburrimiento, o de ganas de contar algo. Cualquier cosa. Pero bueno, puestos a responder, todavía no me hago a hacerlo por esas latitudes. No manejo bien aquél idioma, ni sus maneras y, en cierta forma, sigo prefiriendo además a este mi viejo cuaderno que ya con el tiempo, y la compañía de sus versiones anteriores, ha ido acumulando entre sus páginas -es un decir-, una estimable parte de los últimos años de mi vida. Vale, pero ¿en qué pensaba antes de comenzar a divagar?. Ahora pienso en un pedazo de pan tostado acompañado de una generosa porción de mantequilla bretona de baratte. ¿Bretona? ¿de baratte?. Sí a lo primero pues para mi gusto, y para el de muchos, es de las mejores que puede haber en una mesa.

Champ Dolent

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Existe en Bretaña un lugar de nombre evocador, llamado Champ Dolent . En él descansa desde hace siglos un gigantesco menhir que, según la leyenda, cayó del cielo para separar a dos hermanos que se enfrentaban en una sangrienta batalla. Así dice la leyenda. Desde entonces, y cada vez que alguien muere en aquél lugar, el menhir de Champ Dolent se hunde un poco más, de manera imperceptible, bajo la tierra. Dicen, porque parece que todo lo que se cuenta en aquél lugar gira en torno a aquella antigua roca, que en el momento en que ésta desaparezca totalmente bajo la tierra, habrá llegado el día del juicio final.

Un mal día lo tiene cualquiera

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¿Qué hay de ese mundo que buscábamos y con el que tantas veces hemos soñado? En él quedó algo de nosotros, cuando todavía éramos capaces de soñarlo llevados de la mano de la estulta esperanza. Quedó lo más puro. Aquello que nunca seremos.