Un mal día lo tiene cualquiera

¿Qué hay de ese mundo que buscábamos y con el que tantas veces hemos soñado?
En él quedó algo de nosotros, cuando todavía éramos capaces de soñarlo llevados de la mano de la estulta esperanza.
Quedó lo más puro.
Aquello que nunca seremos.
Un pensamiento muy profundo, pero triste. Abogo por la impureza de lo que soy. Un abrazo muy fuerte, querido amigo.
ResponderEliminarComo digo, querida Isabel, se trataba de un mal día como los que todos tenemos. Es quizá esa impureza la que nos hace tan especiales, aunque en el caso de la anotación quería referirme más a la inocencia.
ResponderEliminarVeo que tengo un nuevo capitulo de la fundación de Roma esperándome. Corro a leerlo.
Gracias por tus palabras.
Salud
mientras haya salud, que vengan malos días y vientos puros, o en cajetilla, que el palo de mesana de Charles ya puede con ellos y los encauza
ResponderEliminarun gran abrazo y SALUD
Así es mi buen Anarkasis. Salud y buen viento, que los vientos seguirán llevándonos adelante, siempre adelante.
ResponderEliminarSalud!
Puede que la única utilidad de esos días sea que nos lleven al reducto verdadero en el que aún somos o nos reconocemos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Esos mundos soñados son quizás los que nos ayudan a recorrer el camino de la vida pues mantienen nuestra ilusión.
ResponderEliminarUn abrazo