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Mostrando entradas de mayo, 2018

Me dedicaré a robar bancos y cantarlo luego en poemas

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Hay ocasiones en las que las buenas palabras se nos administran para que entren en nuestro organismo como el más sutil de los venenos, y con la clara y única intención de quitarnos de en medio a nosotros o lo que es peor, a lo que somos. Algo así es lo que me parece que ha ocurrido a veces cuando la generosidad con la que se juzga a determinadas artistas se limita a tratarlas de musas o inspiradoras, como si ello fuera un honor que se les da. Esto se hace con personas cuyo talento ha sobrepasado al de la mayoría de sus contemporáneos y que han sido estos mismos quienes lo han pretendido anular otorgándoles el título de marras. Ustedes recuerdan a Camile Claudel, por ejemplo: lo que ella fue es lo que muchos hubieran querido ser. Y no musa precisamente. “Me dedicaré a robar bancos y cantarlo luego en poemas” Manifiesta una joven y soñadora Emmy Hennings (1885-1948)   en “El angel Dada” de José Lázaro y Fernando Gonzalez Viña . Hay poco de provocación en estas palabras, ni si

El olvido

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"Sobre su respectivo poder disputaban un día encarnizadamente el Sol y el Viento. No pudiendo convencerse el uno al otro con razones, como sucede casi siempre que se disputa, acordaron apelar a los hechos: saldría vencedor el que consiguiera despojar a un viajero de la capa en que iba embozado. El Viento comenzó entonces a soplar con furia sobre el caminante. Pero éste al ver que la capa se le iba por todos lados, se la ciñó más al cuerpo y desafió con éxito la fuerza del vendaval. Llegó el turno del sol, y después de disipar las nubes acumuladas por su adversario, comenzó a dejarse caer suavemente sobre las espaldas del viajero con sus mejores rayos de medio día. Una hora apenas habría pasado, cuando el hombre detuvo su marcha, se quitó la capa y corrió a refugiarse bajo la sombra de un árbol" De esto trata una de las conocidas fábulas de Esopo titulada "El viento y el sol", y así la imaginó Boris Artzybasheff, para una edición de 1933 (The Viking Press, New

Galvs cantant

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Visitando el pasado domingo las cuevas de  Mendukilo , me preguntaba mi hijo por el origen de aquellas magníficas estalactitas y estalagmitas que asomaban por doquier, allá, en las mismísimas entrañas de la tierra, rellenando los oscuros vacíos que nos rodeaban. Le sorprendió saber que es un lento y continuo goteo el que a lo largo de milenios, va esculpiendo en el vacío esos apéndices rocosos que cuelgan de la bóveda o arrancan del suelo. – Entonces, si riegas una piedra, a ésta le salen ramas también de piedra- concluyó. – Bueno, no es así exactamente, y además se necesita mucho tiempo… El tiempo no es importante para él. O por lo menos, no se mueve con las mismas leyes. Siguió en silencio. Observando. Como esperando cazar a alguna de aquellas formas en pleno estiramiento. Parecía disfrutar de la idea de que todo lo que es, procede del agua: de ese pausado, repetitivo y rítmico goteo que ahora mismo está ocurriendo bajo nuestros pies, en un lugar en el que todo es va

Dar la vida

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“La Thiloriere ou Descente en Angleterre. Projet d'une Montgolfiere capable d'enlever 3.000 Hommes et qui ne coutera que 300.000 Francs…” Argaud de Barges, 1803. Así es cómo presentaba “Le publiciste ou Nouvelles politiques, nationales et étrangères” en su número del 2 de junio de 1803 un artefacto llamado el Thiloriere. Se trata de un inmenso globo que, según se afirma en la misma publicación, es “capaz de transportar a 3.000 hombres   y no costará más de 300.000 francos…” . Impresionante. Sobre todo si uno se fija en el detalle de que, además de hombres armados, viajan en la cesta caballos, carros y algunos otros complementos militares. He intentado averiguar quién fue el autor de tan alucinante proyecto y algún detalle más del mismo... Pudiera ser que el autor de la ilustración, Argaud de Barges, se inventara un motivo acorde con las sensibilidades del momento, que le permitiera ganarse unos sous vendiéndola al publiciste. De paso, salió de sus manos una obra co