Entradas

Mostrando entradas de 2015

Canto de nieve para Wu, que regresa a la capital

Imagen
“No se ve un solo un pájaro en el aire, ni animal alguno sobre la tierra. Cuando agotado dirige uno la vista en todas direcciones para hallar una ruta que lo atraviese, se busca en vano; los únicos indicadores del camino son los huesos calcinados de los muertos” Lo bueno de textos como este, al modo de entender de quien les escribe, es su poder de evocación, el misterio que emana de cada una de las palabras que lo componen, hasta formar en todo su conjunto, el escenario de un sueño, de una pesadilla o, simplemente, una metáfora perfecta de algo que seríamos incapaces de enunciar directamente. Les propongo que repasen ese primer párrafo y no continúen más allá. No, no me den las gracias por eximirles de seguir leyéndome por una vez. Es una libertad condicionada por lo que les pido. Es más: condicionada y temporal, pues una vez que lo hayan hecho, les invito a descubrir a que viene todo esto siguiendo el camino que marcan las palabras a lo largo del blanco desierto de esta p

Por contar algo cuando el silencio se prolonga.

Imagen
Pocas cosas resultan tan placenteras como la de comenzar la lectura de un libro recién llegado a casa, una tarde de lluvia y viento como ésta. Una lectura, por cierto, tan prometedora y esperada a lo largo del tiempo pasado como la que me ofrece la conocida obra del gran Kazantzakis. Como punto de partida, el recuerdo de la visita a su tumba en Heraklion, donde su célebre epitafio reza, a modo de prólogo de las páginas que voy a leer, aquello de: Δεν ελπίζω τίποτα, δε φοβούμαι τίποτα, είμαι λέφτερος No espero nada, no temo nada, soy libre

αέρα στα πανιά μας

Imagen
Les voy a hablar de este navío de tres mástiles con velas desplegadas, abundante artillería, y un elegante mascarón de proa ¿Les dice algo? Su nombre era  Joly , una fragata de 36 cañones que salió allá por el año 1684 del puerto de La Rochelle, escoltando a otras dos fragatas, la  Belle y La Aimable , y al queche Saint-François . Transportaban colonos, alimentos y soldados, en una expedición que, encabezada por La Salle, marchaba a colonizar la Louisiana. Pero hagamos como con la pipa de Magritte: eso no es un barco, es el dibujo de un barco, y si lo amplían y se fijan bien en él, verán que hay unas notas manuscritas a la derecha y a la izquierda en francés, en una letra que -como se dice en la ficha del archivo que lo conserva-, está muy desvaída.  Intentemos leer lo que dice a la derecha: "Monsieur. Je ne sauve pas quel sorte de gens vous etes / nous sommes francaises nous sommes par/ mi les sauvages nous [...] bien etre / parmi les cretiens comme nous so

Libros para un viaje extraño y poco apetecido

Imagen
Toca hacer la maleta para un viaje tan extraño como poco apetecido. Será un equipaje breve, no se necesita prácticamente nada allá donde voy, y me detengo únicamente en seleccionar los libros que me acompañarán, pues quiero pensar que dispondré de una buena porción de tiempo que aprovechar en la lectura. Aunque sea sólo visto por ese lado, por fin podré detener por unos días el imparable ritmo que, desde hace ya más de un año, me tiene continuamente ocupado y ausente, con el humor oscurecido y el afecto hacia mis semejantes regado por el espejismo de la decepción. Quizá pueda parar un poco, leer y reflexionar. Es posible que incluso vuelva a tomar de la mano a los dos vástagos que dejé recién empezados, y los concluya con renovada esperanza. ¡Quién sabe!: los cambios y paréntesis siempre ofrecen visiones de esperanza. Seguramente me llevo más de lo que pueda leer… El primer libro que he metido en la maleta es  "Vicomtes et vicomtés dans l'occident médiéval" de Hélène Déb

Atrahasis y el henoteísmo

Imagen
El mito de Atrahasis, nombre que significa ‘El Muy Sabio’, comenzó a ser conocido gracias a una tableta de arcilla escrita en cuneiforme y encontrada en Nippur en el año 1895. Fue traducida por primera vez casi dos décadas después por  A. Poebel, una de las mayores autoridades en lengua sumeria del siglo XX. No obstante, el fragmento hallado era pequeño, y no se llegaba a comprender completamente el sentido, la evolución y riqueza del texto. De hecho, cuentan que durante mucho tiempo se consideró que el reverso era la cara delantera de la tablilla. Afortunadamente, estos textos se hacían para ser copiados y distribuidos por todos los rincones del reino, por lo que en sucesivas excavaciones fueron apareciendo más fragmentos que permitieron al asiriólogo danés Jørgen Læssøe organizar el texto y concluir que se trataba del Génesis más antiguo que se conoce, el cual abarca toda la historia de la humanidad desde el mismo momento de su creación hasta el final del Diluvio. Unos  diez años de

El paso de Furka y las vidas errantes

Imagen
Cuando me contaron que el paso de Furka, Furkapass en alemán, recibe su nombre de la palabra "horca", me vino inmediatamente a la memoria una de esas antiguas lecturas de la que no recuerdo la filiación,  en la que se contaba como era costumbre en la Edad Media el ajusticiar mediante la horca a los reos, exponiendo sus cadáveres colgados en los caminos de acceso al lugar. Imaginé que aquél alto en el que culmina el Furkapass era, en tiempos pasados, punto de advertencia a los que cruzaban del cantón de Valais al de Uri, o a la inversa. Uri fue, por cierto, la que en 1291 se alió con los cantones de  Schwyz y Unterwalden, creando el precedente la actual suiza. Sin embargo, es posible que esa horca a la que se refiere su nombre, tenga que ver más con ese palo con dos ganchos que recibía ese mismo nombre. Quién sabe... Furkapass impresiona. Lo hace con las vistas que proporciona su extraordinaria altura, con la visión de la carretera que asciende casi pegada a la pared de la mon

Mundo bizarro

Imagen
Visitando el museo que había en una pequeña localidad cercana a Neuchatel, he descubierto algo que es la clave por la que se explica el por qué de esa reconocida calidad de los relojes suizos, bien sea en forma de lujosos y precisos ornamentos de pulsera, bien sea colgando de una pared  como relojes de cucú. Orson Wells improvisó algo acerca de ellos, y de los suizos, en la escena de la noria del Prater de Viena en el Tercer Hombre. Aunque me pica la curiosidad, todavía no me he atrevido a preguntar a nadie aquí que les parece la dichosa escena. Es posible que muchos ni siquiera la conozcan. O sí. Volviendo al hilo de lo que contaba, les voy a pedir que observen con detención la siguiente fotografía, tomada a una vitrina de objetos de la Edad de Bronce que conserva el museo del que les hablo. Parece ser que, a ojos de los expertos de este museo, o por lo menos por lo que exponen en dicha sección, ya en la Edad de Bronce, los entonces habitantes de Suiza, fabricaban modernisimos artefac