Pappanassum

 
 
«La catarata de Pappanassum se encuentra en el río Tumrabunni, un curso de agua considerable en el distrito de Tinnyvelly en el sur de la India. Unas pocas millas más abajo de la catarata, ese río pasa por el fuerte de Palamcotta y desde allí continúa en curso hacia el este en dirección al mar, al que alcanza en el golfo de Manapar.
 
»Esta magnífica catarata es venerada por los hindúes con gran fervor y, en consecuencia, es visitada por innumerables devotos. La única manera de llegar a ella es por un camino a la derecha del valle desde donde, aunque está cerca del salto, no se ve por la interposición de una gran masa de roca que se proyecta hacia el agua. El camino continúa por la pared de la roca por un tramo de escaleras y en la cima hay una puerta que todos los visitantes necesariamente deben pasar, y que se abre fácilmente para todos los que pagan una pequeña tarifa a los brahmanes que custodian el portal sagrado.
 
»Nada puede ser más grandioso e impresionante que cuando, al abrir la puerta por primera vez, esta extraordinaria escena irrumpe ante la vista. Sería difícil para aquellos que nunca han presenciado un vasto río precipitarse por un acantilado rocoso de considerable elevación, formarse una idea adecuada de tal espectáculo, acompañado de un ruido tan tremendo que, comparativamente, todos los demás sonidos no son más que susurros lejanos. En las mentes de los hindúes, que atribuyen ideas de naturaleza religiosa a estos objetos, tales escenas deben tener gran efecto y estimular poderosamente su piedad. De hecho, sus postraciones y otras travesuras del entusiasmo al contemplar por primera vez este tremendo espectáculo, son pruebas evidentes de la intensidad de sus sentimientos».
 
Con este texto acompañaba el pintor y grabador británico Thomas Daniell la ilustración que rememoraba en su “Views of Hindoostan” el encuentro con las cataratas de Pappanassum, allá por los primeros días del mes de agosto de 1792. Thomas llevaba ya unos años recorriendo el país con su sobrino William que le ayudaba como su asistente en la preparación de dibujos y bocetos. Seis años atrás habían conseguido hacer un buen dinero en Calcuta vendiendo a los habitantes europeos, especialmente británicos, grabados que mostraran los principales edificios de la ciudad. Visto el éxito, planificaron los años siguientes diversas giras por la India, buscando la inspiración de sus paisajes y sobre todo edificios que idealizaban en sus dibujos preparatorios para sacar partido de los gustos por el arte orientalista y colonial que tanto complacía a la élite británica.
 
Hubo incluso alguna ocasión en la que parece descubrirse en este afán viajero otra intención más lucrativa y arriesgada: la del espionaje. Durante la Tercera Guerra de Mysore, en el sur de la India, los Daniell se desplazaron con sus bártulos de dibujo a los escenarios del conflicto, para recrear paisajes y fortificaciones que quizá podían terminar siendo escenario de algún encuentro bélico.
 
Entre todas las ilustraciones que se recogen en las diferentes series que publicaron tío y sobrino, muchas de ellas después de su regreso a Gran Bretaña en 1794, la de la catarata de Pappanassum parece haber tenido una especial acogida. Tanta que incluso se llegó a escribir un libro dedicado a ella, casi doscientos años después de la visita de los Daniells. De hecho, Thomas pintó y grabó a lo largo de su vida cerca de 15 versiones diferentes, y tuvo que rememorar en varias ocasiones su visita aquel lugar. Todavía cuando rondaba los 85 años, en 1834, volvió sobre aquel día en un artículo para The Oriental Annual. Recordaba:
 
«Me vi obligado a cerrar los ojos un momento para recobrarme de aquella sorpresa repentina y casi asombrosa: el estruendo de la catarata se oía mucho antes de que llegáramos a ella, de modo que aunque estábamos prevenidos, la realidad de lo que estábamos viendo superaba con creces nuestras expectativas».

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