Día 6. Bestiario.



Contaba Plutarco en "Sobre la astucia de los animales", que «a la llegada del otoño el erizo va a las viñas, arranca con sus uñas las uvas de los racimos que alcanza, se revuelca entre ellas para clavarlas en sus púas y las lleva luego a la madriguera para alimentar a sus crías y abastecerse durante el letargo invernal. En una ocasión vimos cuando éramos niños el espectáculo de un racimo de uvas que se movía y se arrastraba por el suelo. Era un erizo envuelto en las uvas que se llevaba».


Esta creencia es la que más o menos sirvió para representar a los erizos en la mayor parte de los bestiarios medievales. Y de todas ellas, una de las que siempre me ha parecido más hermosa ha sido esta de un Bestiario presuntamente iluminado en Rochester allá por mediados del siglo XIII.


Todo esto me lo ha recordado el hecho de que dentro de un rato me toca salir a hacer cola del supermercado.

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