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Volando al amanecer

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   Dicen que esta es la obra más popular de Hachijuissae Zeshin y estoy seguro de que a estas alturas ya la conoces. Lo que hace diferente a cada una de las versiones que circulan por ahí de este “Cuervos volando al amanecer” de 1887 es, precisamente, uno de sus detalles más importantes: el color del cielo. ¿Con qué tono de naranja la viste por primera vez? Los que han estudiado esto, dicen que hubo bastantes variaciones en el tratamiento del color, dependiendo, parece ser, de si eran ediciones tempranas o póstumas. En realidad, no he tenido tiempo de comprobar cuáles corresponden a cada momento, seguramente porque prefiero quedarme con la idea de que las que muestran un fondo de sol más intenso y naciente son las más tardías. En ellas, el autor, que comenzó a incluir su edad junto a la firma después de cumplir los 60 años, pretendía recrear el renacimiento del ciclo solar.   De cualquier modo, el tema de los tres cuervos que vuelan contra un cielo rojo d

Lo desconocido

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  Los griegos de la antigüedad clásica estaban separados de la India por el poderoso territorio persa. Por ello, antes de las conquistas de Alejandro la conocían, sobre todo, por las noticias de los mercaderes y numerosos helenos que habían servido como mercenarios y funcionarios en el imperio vecino. Heródoto tomó en el siglo V a.C. buena nota de lo que contaban todos ellos, y al describir la India lo hizo asegurando que no solo era uno de los lugares más poblados del mundo, sino también que el oro tan abundante en ella era obtenido de un modo muy particular:   Hay otros indios más al norte, alrededor de una ciudad llamada Kaspatyros, y en la tierra de Pactyica, y esos indios, en su modo de vivir, se parecen a los bactrianos. Éstas son las tribus indias más belicosas y las que van a buscar oro, pues en esa región hay un desierto de arena. En tal desierto mora una especie de hormiga de gran tamaño, mayor que un zorro, pero no tan grande como un perro. Algunos especímenes capturados all

Rufus

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  Si es cierto lo que parece, el tal Rufillus o Rufilo era un sacerdote un tanto orgulloso, que no desaprovechaba la oportunidad de incluir su autorretrato en los libros en los que trabajaba, en un tiempo en el que la modestia y el anonimato era la norma, pocas veces quebrantada, entre los copistas e iluminadores de los monasterios. Lo hacía, no sé si con maestría o descaro, seguramente con las dos y un poco de orgullo profesional, que le daba el valor suficiente para reivindicarse, después de un duro trabajo, como autor. En el llamado manuscrito de Cologny, por ejemplo, escribió su nombre en blanco sobre una imagen que lo representa, mientras que en el de Amiens lo encontramos justo encima de la letra decorativa.   Basándose en los orígenes de los dos manuscritos, los que los han estudiado sitúan a Rufilo en la abadía de Weissenau en el sur de Alemania, a finales del siglo XII. Solange Michon, que ha escrito un interesante artículo sobre todo esto, resalta los paralel

Salteadores de trenes en España (1858-1924)

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  El Horrible y Gorrinero, La Rubia, Boca de lata, La Pintá... ¿Te suenan? Estos y otros muchos nombres aparecen en mi última criatura, un libro que se adentra en el mundo de los salteadores de trenes en España durante el siglo XIX y parte del XX. Gente decidida, dispuesta siempre a todo, según decía la prensa de su tiempo. Personas reales, mujeres y hombres a los que puedes acompañar a lo largo de las páginas de este libro reviviendo sus correrías por aquél universo tan particular como desconocido.

Pappanassum

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    «La catarata de Pappanassum se encuentra en el río Tumrabunni, un curso de agua considerable en el distrito de Tinnyvelly en el sur de la India. Unas pocas millas más abajo de la catarata, ese río pasa por el fuerte de Palamcotta y desde allí continúa en curso hacia el este en dirección al mar, al que alcanza en el golfo de Manapar.   »Esta magnífica catarata es venerada por los hindúes con gran fervor y, en consecuencia, es visitada por innumerables devotos. La única manera de llegar a ella es por un camino a la derecha del valle desde donde, aunque está cerca del salto, no se ve por la interposición de una gran masa de roca que se proyecta hacia el agua. El camino continúa por la pared de la roca por un tramo de escaleras y en la cima hay una puerta que todos los visitantes necesariamente deben pasar, y que se abre fácilmente para todos los que pagan una pequeña tarifa a los brahmanes que custodian el portal sagrado.   »Nada puede ser más grandioso e i

El mundo según Martin Behaim

Entre las colecciones virtuales de mapas antiguos que tengo guardadas en mis carpetas y enlaces, me reencuentro con esta pequeña maravilla de globo terráqueo fabricado en Núremberg hacia 1492 por Martin Behaim. Era este un comerciante, astrónomo, navegante y geógrafo que pasó la mitad de su vida en Portugal tomando nota de la información que le proporcionaban los navegantes, y en ocasiones participando él mismo de salidas en busca de una ruta a la tierra de las especias, como aquella que hizo junto a Diego Cao diez años antes.   El globo puede verse, girarse, acercar y alejar a voluntad en la web del Instituto Geográfico Nacional, y disfrutar del modo en que Behaim dio a conocer los conocimientos más avanzados del mundo y sus habitantes en aquél 1492: la tierra es redonda, las formas de los continentes muy caprichosas en ocasiones, hay figura de seres marinos y terrestres que lo mismo pertenecían a la realidad que al imaginario popular, y en el lugar que debiera ocupar

Que su alma viva ante Osiris-Sokaris

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  Aunque no tenga directamente nada que ver, el encuentro con el rostro de Eirene, aquella por la que alguien pidió “Que su alma viva ante Osiris-Sokaris, el gran dios, señor de Abydos, para siempre", me ha traído al recuerdo una historia que leí hace unas pocas semanas.   Pietro della Valle pasó cerca de doce años, de 1614 a 1626, viajando por Oriente. Antes, este hijo de familia noble romana había probado fortuna cazando corsarios en las costas del norte de África, como mercader en Nápoles y otras muchas cosas que, según parece, le llevaron a la decepción y el intento de suicidio. Como remedio, un amigo suyo, un tal Mario Schipano, le aconsejó que peregrinara a Jerusalén narrando sus vivencias detalladamente en cartas que luego podrían publicar. Dicho y hecho, en 1614 el aprendiz de peregrino embarcó hacia Constantinopla donde permaneció un año estudiando turco, árabe, persa y hebreo. Sus cartas desde aquella capital ya daban muestra de su gusto por las descripc

Nagaragawa no Ukai

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Ahora que estamos bien entrados en mayo y empezamos a pensar en el verano, creo que viene muy a cuento colgar en mi muro esta imagen de 1954 que recrea una tradición pesquera japonesa que suele realizarse durante este periodo del año. Se trata del "Ukai" un antiguo método de pesca que se practica en el río Nagara a su paso por la prefectura de Gifu, en el centro de Japón. La Nagaragawa no Ukai (“Pesca con cormoranes en el río Nagara”), es una ceremonia que prácticamente no ha cambiado desde hace varios siglos: hay un barco (鵜舟 ubune) de unos 13 metros que alberga a tres o cuatro pescadores, entre seis y siete cormoranes y las capturas que vayan haciéndose durante la noche. Colgando de su parte delantera hay una canasta de hierro (篝 kagari), sostenida por un poste que se gira a voluntad y lleva un fuego (篝火 kagaribi) que utilizan para dar luz, atraer a los peces y facilitar a los cormoranes la pesca. Estos son controlados por los maestros pescadores mediante el uso de cuerdas

El Fujiyama de París

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  A cuenta de que hoy se cumple el 135 aniversario de la apertura al público de la torre Eiffel, la Biblioteca Nacional de Francia publica en sus redes sociales algunas de las estampas que Henri Rivière (1864-1951) realizó entre 1888 y 1889 centradas en esta obra de ingeniería que en aquel momento rompía con los convencionalismos paisajísticos de una ciudad como era París. Las “treinta y seis vistas de la Torre Eiffel” fueron publicadas en 1902 en un volumen lujosamente encuadernado y muy al gusto art nouveau de aquella época. El título, y la misma dedicatoria autógrafa que hizo su autor en uno de los ejemplares de que dice ''A André Houdard, estas 36 vistas del único Fouji Yama que tenemos en París Henri Rivière” dejan clara la inspiración directa en las “Treinta y seis vistas del monte Fuji” de Katsushika Hokusai (1760-1849), y en otras como los “ Cien aspectos de la luna”, una obra de Tsukioka Yoshitoshi (1839-1892), de la que conté algo unas semanas atrás. Al igual que su

Las shubas de Ratisbona

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Donat Hübschmann, pintor y grabador de la corte imperial de Maximiliano II de Habsburgo, recrea con increíble detalle la visita de una delegación que el zar Iván IV el Terrible envió a principios de 1576 ante el emperador del Sacro Imperio Romano Germánico. El motivo por el que tantos altos personajes de la corte zarista tuvieron que realizar lo que en aquella época era un largo y penoso viaje, no era otro que un clásico en la historia de las relaciones entre ambas potencias: acordar el futuro del trono polaco, que acababa de quedar vacante, así como del Gran Ducado de Lituania. Para llegar hasta el emperador, los embajadores rusos abandonaron Moscú el 5 de marzo de 1576, y el 27 de junio llegaron a Praga. Allí supieron que Maximiliano II se encontraba en Ratisbona, por lo que continuaron viaje una semana después, llegando a su destino el 7 de julio. Conforme al que debía ser el protocolo en aquellos tiempos, tuvieron que pasar varios días de continuas cenas ceremoniales y entreg