quem pererro vagabundus


La figura de la izquierda, la que parece marchar a la cabeza del grupo vistiendo sólo una capucha, repite como si se tratara de un mantra: “están muriéndose de calor, están muriéndose de calor”. Lejos de tomarlo en serio, debemos entender lo que cuenta como una ironía a la vista de que, además de esas palabras, de su boca sale una lengua viperina. Los dos jóvenes que conversan tras él nos lo aclaran. Están como toda la comitiva casi desnudos y exclaman: "¡Señor, nos morimos de frío!"


El que parece ser el padre marcha en medio del grupo y, tras escuchar lo que dicen los dos hijos que le preceden, les ordena que dejen de quejarse contestando: "Mirad a vuestro hermano pequeño, no se queja y sólo lleva una capucha". Parece que el aludido, que monta a las espaldas de su progenitor, ha entendido que hablan de él y pronuncia unos sonidos típicos de los niños pequeños: "Wa we". Los dos últimos también tienen algo que decir, y lo hacen dirigiéndose a su padre: "Señor, estoy cargando demasiado peso", se lamenta el primero. El de la derecha cierra la conversación comparando su propia miseria con la de su hermano y su padre, declarando: "No son ellos los que llevan la carga más pesada".


Esta escena está dibujada al pie del folio 220 de una copia manuscrita a finales del siglo XIII por un tal Alanus de la Legenda aurea de Jacobus de Voragine. El texto general de la obra está en latín, pero las notas marginales son en el inglés de la época. Es en esta lengua en la que parecen conversar los personajes que hemos conocido, caminantes pobres, seguramente sin destino fijo ni hogar, que no tienen casi ni con que vestirse. Independientemente de la intencionalidad del autor, impresiona su habilidad para transmitir en pocos trazos y apoyado en un breve diálogo lo que pudo ser una observación directa o, por lo menos, un reflejo de una realidad muy presente en aquel mundo de entonces.


La referencia al cómic es tan inevitable como manida cada vez que nos encontramos con algo como esto: bocadillos saliendo de las bocas de cada personaje, los cuales establecen un diálogo coherente y con cierta continuidad, formándose un todo entre el texto y la imagen… Pero también creo que hay en ello un algo que recuerda a la poesía goliárdica, la que dio la forma con las palabras a todas aquellas vidas errantes y pobres, especialmente las de los sopistas y pícaros, que proliferaron en la Europa medieval a la vez que las primeras ciudades. Este encuentro entre lo que puede ser un antecedente del cómic y la poesía goliárdica, me ha traído a la memoria aquellos versos de Hugo de Orleans, clérigo y poeta de aquellos días, que cantaba eso de:


Domus mea totus mundus
quem pererro vagabundus

(Mi hogar es el mundo entero,
por el que deambulo como un vagabundo)


Comentarios

  1. Creemos haberlo inventado todo entre los últimos dos siglos y medio y cuando nos topamos con estos tesoros de tantos siglos atrás no queda más remedio que apearse de la soberbia y reconocer que somos deudores del pasado remoto, donde otras mentes fueron tan capaces de crear con extraordinarios resultados.

    Fíjate, a mí la expresión “Están muriéndose de calor” me recuerda al irónico “No tendrán frío”, que, al menos por mi zona, se usa mucho con el significado de “Ya verán lo que les espera”.

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    1. Es más, como la energía, ni se crea ni se destruye: se transforma. No inventamos nada, a lo sumo lo adaptamos a nuestras circunstancias. No somos tan excepcionales aunque la soberbia nos haga pensar otra cosa.

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