Copias y locuras
La historia que rodea a este grabado es menos sencilla de lo que pudiera parecer. Empieza con Demócrito. Se cuenta que éste abandonó la vida de comodidades y riquezas que le ofrecía el pertenecer a una rica familia de Tracia para dedicarse al estudio y la búsqueda del conocimiento. Era tal su obsesión por la elucubración que, según Aulo Gelio en sus Noches Áticas:
“colocó un escudo en dirección a la salida del sol, para cegarse los ojos con el resplandor del bronce. De esta manera se cegó los ojos con los rayos de sol, para no ver así lo bien que les iba a los malos ciudadanos. Así también yo quiero que el resplandor del dinero ciegue los últimos días de mi vida para no ver al inútil de mi hijo pasándoselo bien”
No le faltaba humor, a pesar de que los métodos que empleaba para concentrarse en sus meditaciones eran bastante discutibles. De hecho, dicen que fue él quien introdujo por primera vez el concepto del humor en la filosofía, que era “el filósofo que ríe”, en contraposición a Heráclito que es considerado como todo lo contrario, “el filósofo llorón”.
Es de esta oposición de lo que trata el grabado. El comportamiento de Demócrito, al que se veía estallar en sonoras carcajadas a todas horas, hizo pensar a sus vecinos de Abdera que estaba loco, por lo que decidieron pedir ayuda a Hipócrates, quien concluyó que, lejos de estar loco, el de Abdera “es el más sabio de todos”.
La imagen que acompaña a este texto fue grabada entre 1650 y 1660. En ella vemos a Demócrito riendo, y junto a él a Heráclito de perfil como apartando la vista y llorando. Hay entre ellos un globo terrestre, que hace clara referencia a una representación que les hizo Bramante casi 200 años antes. Al pie de la ilustración puede leerse un texto escrito en un lenguaje coloquial muy definido que dice:
“I laugh at This Madd World: But I do Weepe / That Brainsick Mortalls Such a Coyle Shuld Keepe”
Lo cual me parece entender que hace referencia -dicho de otro modo, claro está-, a la respuesta que el sabio de la risa dio a Hipócrates cuando fue a analizarle y le pregunto por la razón de sus carcajadas: “este mundo no es más que una casa de locos, cuya vida es una comedia graciosa representada para hacer reír a los hombres”. Esto es por lo menos lo que asegura Huarte de San Juan en su “Examen de ingenios para las ciencias”.
Bajo el texto mencionado hay una última línea de lo que hoy llamaríamos publicidad, en la que se dice: “Sould by Iohn Ouerton at the white horse neere the fountaine tauern without Newgate”. Esto viene a significar algo así como que lo vende John Overton, en “El caballo blanco” cerca de la taberna de la fuente. Overton, según he podido leer, fue el iniciador de una dinastía de impresores londinense especializados en la producción de mapas y todo tipo de grabados y libros con ilustraciones.
Pero lo que realmente es curioso -una comedia en palabras de Demócrito-, es el hecho de que el grabado, justo en su extremo inferior derecho, tiene una inscripción que dice: “W. Hollar scup”, en referencia a que la realizó el grabador de origen checo Wenzel Hollar.
Falso, pues estudios recientes han descubierto que esa inscripción se colocó sobre otra anterior, oportunamente borrada, que decía “RH Invent. P.Stent excudit. R Gaywood fecit”. Richard Gaywood, el grabador británico al que se refiere el “fecit”, acostumbraba a copiar indiscriminadamente de obras francesas, holandesas e italianas para hacerlas suyas.
En esta, por lo menos, da el debido crédito a Rembrandt por la inspiración ('RH invent'), pues las dos figuras aparecieron originalmente en sendas pinturas del neerlandés: el Demócrito riendo se basa en el dibujo de un soldado que ríe, mientras que se toma el Heráclito llorón del arrepentido Judas en una pintura de 1629. El alumno de Rembrandt, Jan van Vliet, copió ambas cabezas hacia 1634, como parte de un conjunto de seis estudios de bustos de personajes. Fueron estos los que Gaywood combinó y los convirtió en estos Demócrito y Heráclito.
Original de Rembrandt, y copia de Jan van Vliet |
Por cierto, y en relación a Demócrito y su escudo, no lo hagan en sus casas: es algo que sólo puede hacer un filósofo.
Original de Rembrandt, y copia de Jan van Vliet |
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