Secuelas



Lo que son las cosas. Y las ganas que tenemos de más de lo mismo, aún a costa de romper la magia y la excepcionalidad ...


Aquí, tenemos el caso de Edmund Flagg, abogado y periodista norteamericano nacido en Maine en 1815. Éste aprovechó el éxito del "Conde de Montecristo", para publicar cinco años después una secuela, que disfrazó con el nombre del autor de la original para que el incauto comprador creyera que tenía entre sus manos un nuevo Dumas.


A Flagg no le debió de ir mal, pues casi cuarenta años después de publicar ésta de "Edmond Dantes" (1849), volvió al ataque con el principe de las venganzas en "Monte-Cristo's Daughter" (1880) y "The Wife of Monte Cristo" (1884).


De hecho, Flagg no era un extraño en las cosas de la escritura. Tenía en su haber varias obras de teatro y un libro, seguramente con por lo menos algo de interés, titulado The Far West (1838) en el que cuenta sus viajes por Missouri e Illinois. A lo largo de su vida, seguiría publicando, además de aquellas, otras obras más o menos originales.


Es de suponer que en su momento el engaño provocaría las iras de más de uno, pero visto hoy en día, el libro de marras no deja de ser una rareza bibliográfica que nos demuestra que incluso lo más abyecto puede cambiar de signo con el paso del tiempo.

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