Reyerta entre actores a la puerta del Teatro de la Comedia


Mientras se representaba “La Confitera”, zarzuela en un acto de Pina y Barbieri, en el madrileño Teatro de la Comedia aquél domingo 18 de febrero de 1877, dos de los actores abandonaron el escenario para salir a la vecina calle de la Gorguera y ajustar cuentas por un asunto que aún hoy es todo un misterio. El resultado: un baño de sangre surtido de mordiscos, cuchilladas y punta de pistola.

Revisando el otro día el número de la Correspondencia de España de 19 de febrero de 1877, me encontré con la crónica de un suceso que sin ser nada raro en cuanto a su violencia, si me resultó llamativo por las personas que se vieron implicadas en él. Directamente fueron dos actores: un José Lara, del que no he alcanzado a averiguar nada, y Enrique Sánchez León, entonces un joven actor y escritor de origen malagueño , que con el tiempo alcanzaría reconocidísima fama en los escenarios. Indirectamente, asoma Balbina Valverde, una de las figuras más importantes del panorama interpretativo español en aquella segunda mitad del siglo XIX.

La sesión de ese domingo 18 de febrero comenzaba a las 16.30 horas, ofreciendo tres representaciones: “Como marido y como amante”, “La confitera”, y “El año sin juicio”; todas ellas a cargo de la compañía de Emilio Mario. Como cierre de programa, se había previsto celebrar un baile.

Los hechos, tal y como los relata la Correspondencia, tuvieron lugar hacia las doce y media de la noche y fueron así:

«Poco después de haberse empezado en dicho teatro la representación de La Confitera, salió del coliseo, por la puerta que da a la calle que ya hemos mencionado (Gorguera), el actor Sr. Lara, el cual se quedó parado en la acera de enfrente.

»Al cuarto de hora, poco más ó menos, salió á la calle el actor Sr. Sánchez de León, e instantáneamente Lara se arrojó sobre él navaja en mano y le infirió varias heridas en el pecho, cuello y vientre, estas últimas de bastante gravedad. 

»El herido intentó disparar una pistola de dos cañones sobre su contrario, y al ver que éste se lo impedía le dio un terrible mordisco en el labio inferior, desprendiéndosele casi por completo.

»La dueña de la taberna que hay frente á la contaduría del teatro empezó á dar gritos, y a las voces de “¡socorro! ¡socorro!” salieron algunos empleados del coliseo, cuando ambos actores se encontraban tendidos en el suelo y bañados en sangre.

»Cuando esto ocurría, estaba para terminar la representación de la Confitera, y la señora Valverde, madrastra de uno de los contendientes, que se encontraba en escena, parece que se apercibió de lo  que había ocurrido en la calle, por lo que oía entre bastidores, y después de hacer supremos esfuerzos por terminar la obra, fue acometida de un sincope poco después de bajar el telón, al cerciorarse de la desgracia.

»Los heridos fueron llevados a la casa de socorro del distrito, y después al hospital General, donde
Balbina Valverde
se constituyó el juzgado de primera instancia de la Universidad, que estaba de guardia, durando las declaraciones hasta las cuatro de la madrugada.

»Parece que ambos actores se hallaban un tanto resentidos hacía algún tiempo, por cuestiones ajenas al arte.

»A las cuatro de esta tarde continuaba ofreciendo serios temores la vida del actor Sr. Sánchez de León, que tan apreciado del público era, y que tantos aplausos ha conquistado en la obra “Los dominos blancos”, representando el papel de francés.

»El  Sr. Lara es menos conocido del publico por haber representado siempre cortos papeles, algunos de los cuales caracterizaba bien, especialmente en “el Café de la libertad”, el papel de mozo.


»El Sr. Sánchez León continuaba asistido con bastante esmero y cuidado en la sala cuarta del hospital General, en tanto que el Sr. Lara, cuyas heridas no son de gravedad, ha sido trasladado a la sala de presos que existe en aquél edificio.»

A juzgar por lo leído en otros diarios que refieren el hecho, no se quería hablar de los motivos de la reyerta aún pareciendo ser conocidos por los redactores. Por otro lado,  parece que Sánchez León gozaba de más simpatías en la redacción de la Correspondencia que Lara, de quien se dice que “es menos conocido”, representa papelitos “algunos de los cuales caracterizaba bien”, y “cuyas heridas no son de gravedad”.

El caso es que uno y otro terminaron por renunciar a su plaza en la compañía de Emilio Mario a consecuencia de estos hechos, y de las razones que originaron aquella reyerta, sólo quedan sus consecuencias. Curiosa lección.

Comentarios

  1. No se si reírme o llorar. Paréceme cuestión de bragueta, Charles, de aquellos otros tiempos... y no cosa de románticos.

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    1. No tratándose de cosas del trabajo, lo siguiente en la lista es eso. Aunque también cabe lo tan nuestro de "cada día nos caemos un poco peor, si más", hasta que el último es el de los cuchillos, mordiscos y pistolas... De románticos, naturalistas, modernistas o lo que sea, que para pegarse eso es lo mismo.

      Salud, y recuperese que me ha parecido entender que ha sufrido algún tipo de percance.

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  2. «...cuestiones ajenas al arte». Vamos, que no se trataba de aparecer con letras más gruesas en los carteles... Y tal como relatan el incidente está claro que se zurraban por una señora.

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    1. Sin duda. Si no son celos profesionales, se trata de cuestiones afectivas. Estuve intentando dar con una respuesta e investigar a los dos contendientes, pero no di con ninguna pista. Una pena.

      Saludos!

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