Desconocida pero no olvidada

El 24 de diciembre de 1933, el maquinista del ferrocarril que se dirigía a Nueva York, observó cómo una joven que esperaba junto a una maleta en las proximidades de la estación de Willoughby (Ohio), corrió hacia las vías justo en el momento en el que iba a pasar junto a ella, recibiendo un golpe que la despidió a varios metros de distancia dejándola muerta por el impacto.
Las autoridades de Willoughby se esforzaron por identificar el cadáver. Nadie sabía quién era la misteriosa muchacha y lo único que se encontró en sus bolsillos fueron 90 centavos y un billete de tren hacia Corry, Pennsylvania. Su cuerpo fue llevado a la antigua funeraria de Jim McMahon, donde se exhibió durante dos semanas. Más de 3.000 vecinos visitaron a la chica de azul para presentar sus respetos y ver si podían reconocerla, cosa que resultó imposible. Al final, las autoridades del lugar decidieron darle sepultura en el cementerio local colocando en su tumba una lápida que decía:
Girl in Blue
Killed by a train
December 24, 1933
Unknown but not forgotten
Volvamos atrás en el tiempo.
Pocos días antes, esa misma joven, vestida con una falda azul marino, zapatos, blusa blanca y una bufanda con un estampado floral envuelta alrededor de su cuello, fue vista sola en la estación de autobuses de Greyhound en una localidad a unos cien kilómetros de allá, preguntando por el precio de los billetes a distintas localidades, hasta que por fin decidió comprar uno para Willoughby.
Al llegar a su destino, se registró en una pensión propiedad de la Sra. Mary Judd, en el centro de la ciudad. La chica de azul no dejó un nombre cuando se registró, simplemente dijo que se llamaba "Kate". A la mañana siguiente se despertó temprano y pasó algún tiempo leyendo antes de desayunar. Preguntó a la Sra. Judd cómo llegar a la estación principal de autobuses, cosa que le extrañó pues el día anterior había venido de allá. Después de eso, la vio dirigirse hacia el centro de la ciudad. Eran aproximadamente a las 11 de la mañana. Una hora más tarde, regresó a la pensión con aspecto de estar preocupada y se dirigió directamente a su habitación. Cuando regresó al piso de abajo, llevaba la maleta en la mano. Con prisa, agradeció a la casera su hospitalidad, devolvió la llave a su habitación y pagó.
Lo último que se sabe de ella es que se la vio atravesar el pueblo. Pasó junto al cementerio en dirección a una arboleda que era atravesada por las vías del ferrocarril.
Allá fue donde encontró la muerte la joven de azul.
Sesenta años después, alguien que parece ser conoció a su familia, investigo, ató cables y llegó a desvelar la verdadera identidad de nuestra chica de azul. Pero eso es lo que, por lo menos para mi, menos importa de toda esta historia.

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