Consuélate corazón que el mundo rueda



Curioseando en los hallazgo de Charles Faulhaber sobre un ejemplar de la edición veneciana de 1556 de la Tragicomedia (P.o.hisp. 196 k [BETA copid 8741]), existente en la BayerischeStaatsbibliothek de Múnich, en el que hay una serie de notas manuscritas en las guardas, encuentro una versión de un viejo  refrán “Alla uieja barbuda de lexos me saluda” que continúa con algo que pudiera parecer una introducción a lo que viene después y dice:

“Los enamorados en Espana suelen pintar motes
por recreaçion de sus passiones . Como”

Para luego pasar a unos versos, epigramas o quizá parte de alguna canción, que están escritos primero en modo jeroglífico con su transcripción después.

Dado me as dado Coraçon Cuydado
Asperas piernas Eluira as
Consuela te Coraçon que el Mundo Rueda

Dados, ases, suelas, piernas, corazones y orbes fueron trazados por alguien en algún momento sobre ese ejemplar de la Celestina, y al encontrarlo sentía una profunda curiosidad… Pero más por la persona que anotó aquello y el objeto de los pensamientos que le llevaron a hacerlo, que por la entidad de un texto que seguramente hay quién sabe más que yo de esto y habrá identificado con la primera mirada.

No obstante ese “consuélate corazón que el mundo rueda”, me tiene maravillado, y he querido hurgar un poco más en las entrañas de la red por si en ella encontraba algo con lo que dar de comer a mi curiosidad. Y es aquí donde lejos de aclararlo, he liado aún más la madeja, al encontrarme con un jeroglífico prácticamente similar al manuscrito en aquél libro, esta vez impreso en otro de Juan Caramuel Lobkowitz (1606-1682), filósofo, matemático, lógico, lingüista y monje cisterciense español. Era este un curioso e interesantísimo individuo a quién entre su extensa y variada obra, se le debe su Mathesis bíceps,  en la que se encuentra la primera descripción impresa del sistema binario.

Pero no es la Mathesis la obra a la que me refiero, si no su Primus calamus…, donde reúne gramática, lingüística, retórica y literatura. De la calidad e importancia de este libro, por lo menos para su autor, da idea el hecho de que fuera impreso en Roma durante 1663 simultáneamente en cinco talleres diferentes, bajo la supervisión del autor. Este extremo cuidado se debe a que abunda en calcografías y fue necesario esculpir en bronce las láminas de los laberintos y jeroglíficos, además de fundir en plomo los numerosos caracteres raros, enigmas, logogrifos, logogramas multilingües, símbolos, alegorías, enigmas, caligramas y anagramas que contiene. Una obra en la que su autor puso mucha ilusión y que ahora es, sin duda, una joya bibliográfica.



Es en el segundo tomo, en la página 536 donde en medio de enigmas, laberintos y formas geométricas, vuelvo a encontrar una variación de ese mismo jeroglífico –el de “consuélate…”-, en el que, curiosamente se dibujan las mismas formas, aquí impresas, en los elementos comunes al manuscrito.

Y supongo que ahora que he dado con esta coincidencia, lo suyo sería averiguar porqué se da, y qué más puedo saber del tal Juan Caramuel, y si aquél texto era una cancioncilla de entonces, un epigrama o cualquier otro tipo de juego… Pero bueno, toca dejarlo para otro día. Olvidarlo seguramente para la próxima vez que me ponga en mis averiguaciones. O quizá sean otras las prioridades entonces… Quién sabe.

Consuélate corazón que el mundo rueda

Comentarios

  1. a pesar de que la fecha de impresión 1556 es anterior a la que Galileo dijo "per si move", dado que es una anotación manuscrita, cabría, quiero suponer lo más triste, e irme al literal, que sea alguna clave de resistencia científica a la iglesia al geocentrismo
    anotada en los libros, un "prohibido prohibir" de los años 70.
    Kissss y Kissss

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    Respuestas
    1. No había caído en ello, pero de verdad que da para una de conspirators, de hecho como cuento, el segundo es de 1663 y seguramente el primero se apuntó a mano años después de la fecha de edición del libro, quién sabe si por la misma época del impreso.

      Tenemos un best seller entre manos, juas!

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    2. en 1611 el embajador de la toscana presentó las leyes de Galileo en Madrid, Juan Caramuel estudió en Alcalá y su padre era astrónomo, refuerza en algo la cosa que los tiros del logograma pudieran ir por ahí

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    3. Ya me está picando usted... Siguiendo su pista, encuentro que:

      "En la enciclopedia de Caramuel los lectores españoles podían seguir las polémicas sobre el isocronismo de las oscilaciones pendulares, la validez de la ley de caída de graves de Galileo o los satélites pretendidamente descubiertos por Reita entorno a Júpiter, que se añadirían a los galileanos. Sobre el sistema del mundo, Caramuel mostraba sus preferencias por el de Tycho, aunque no dejaba de señalar que los argumentos físicos y astronómicos contra la teoría heliocéntrica eran débiles y los astrológicos ridículos."

      Artículo interesante sobre Galileo y España en el que encuentro otras cosas curiosas y no faltas de gracia, como que:

      "el rey Felipe IV expresó su deseo al embajador de Toscana en Madrid de adquirir un telescopio galileano. El telescopio fue enviado, pero el objetivo llegó roto"

      Como correos a pleno rendimiento... Por cierto, ¿entiendo que el tal embajador era el conde d’Elci?.

      El enlace del artículo queda aquí:

      http://www.fundacionorotava.org/media/web/files/page145__cap_07_03_Navarro.pdf

      Salud!

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    4. Según el artículo defendió el heliocentrismo, justo cuando todo el tomate de la discusión, blanco y en botella
      Tiene que ser el conde Orso d`Elci según "Galileo Galilei en el ángulo oscuro", (te gusta apuntalar todos los costados, juas)

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    5. Es que el tema da mucho de sí. Leo que el Conde de Lemos, Virrey de Napoles, estaba entusiasmado con las cosas de Galileo, y en especial con las posibilidades que tenían sus observaciones en la navegación transatlantica. De hecho, se le puso en contacto con el todopoderoso entonces Duque de Lerma y acordaron escribirse a través de Orso dElci... Hasta aquí he leído más o menos. Curioso, si. En relación a esto, en algún lugar y creo que no solo editado sino también digitalizado en inet, están las cartas de Orso a Galileo y a la inversa... Jugoso asunto...

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