Lo que dejó de ser
Cuando Charles Eastman, doctor de
etnia sioux, llegó junto con sus compañeros al escenario de la masacre de
Wounded Knee, apenas logró rescatar de la muerte a un puñado de personas que
yacían agonizando en medio de los restos de aquella matanza. Cuando marchaban,
escucharon el llanto de un bebé que se agitaba en los brazos del cadáver de su
madre. La tomaron con ellos, y antes de dejarlo en manos de los médicos del ejército,
le pusieron el nombre de Zintkala Nuni, “Pájarillo perdido”.
Por entonces, Buffalo Bill
regresaba de Europa, donde su circo había tenido gran éxito, en dirección al
lugar donde ocurrió la masacre. Se cuenta que había sido llamado por el gobierno
de los Estados Unidos para interceder y calmar a los lacotas, en especial a uno
de los líderes de aquellos y su excompañero de espectáculos circenses: Sitting
Bull, uno de los héroes de Little Big Horn. No sabemos si tuvo tiempo para
parlamentar con él antes de que muriera con los suyos o no, sólo que Bill fue fotografiado
observando el lugar de la matanza junto al general Miles uno de sus
responsables.
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"Buffalo Bill Cody y el general Nelson A. Miles examinando Wounded Knee con los capitanes Baldwin y Maus" (enero de 1891) |
Pine Ridge no queda muy lejos de
aquél lugar, y en alguna de sus cantinas se encontraron Leonard W. Colby, un
reputado oficial, y John Burke, representante de Buffalo Bill. Este Burke debía
de ser todo un tipo, tan charlatán que pudo ganarse la vida durante muchos años
como vendedor ambulante de pociones indias milagrosas, hasta que convenció a su
socio de montar un espectáculo como el que no se había hecho nunca recreando
las hazañas de los conquistadores del oeste. Así que no es de extrañar que
cuando le contó a Colby la historia de una niña superviviente de la masacre que,
teóricamente, habían acogido bajo la protección de las gentes del circo, lo hizo
de manera tan emotiva y convincente, que aquél decidió comprarla al empresario
y llevársela consigo… ¿Qué mejor para alguien que tendrá que negociar repetidamente
con los indios que ser el padre adoptivo de una pequeña squaw?
Fue así como la pequeña Zintkala
Nuni entró a formar parte de una honorable familia norteamericana. La
bautizaron, y pasó a llamarse Margaret Elizabeth
Colby. Y despertó tanta curiosidad
entre la “buena sociedad” de aquél tiempo, que la prensa mundana publicaba
frecuentemente noticias sobre sus evoluciones en el seno de una familia “civilizada”.
No puede decirse que Zintkala fuera del todo desafortunada, pues Clara, la
esposa de Colby, era una reconocida líder sufragista e intelectual que, es un
suponer, podría sentir alguna empatía hacia la joven que poco a poco iba
creciendo en el seno de su familia.
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John Burke, con un periódico en la mano, acompañado de John Y. Nelson, conductor de la diligencia de Deadwood, un cosaco ruso, y dos lakotas (1892) |
Bien o mal, Zintkala terminó por crecer,
madurar y salir al mundo exterior a vivir por sí misma animada por las ofertas
que le hicieron algunos empresarios del espectáculo. Pero la cosa no fue más
allá de representar por una miseria papeles ridículos, vejatorios y secundarios
que eran reservados a los de su raza, por lo que poco a poco fue abandonándose
para sobrevivir a experiencias cada vez más sórdidas que terminaron por
llevarle al alcoholismo, los abusos, la prostitución, varios matrimonios
fracasados, y la muerte de la mano de la sífilis y la gripe española.
La fotografía más conocida de
ella es una que se le hizo pocos años antes de morir, representando el papel de
Pocahontas en la Panama–Pacific International Exposition de San Francisco en 1915. Cuenta
Éric Vuillard de esta fotografía en “Tristesse de la terre”, que “Zintkala Nuni, bajo ese pobre cliché
comercial, nos parece disfrazada, y no es solamente porque su mirada triste y
agotada nos grita, a través de esos vestidos y puesta en escena de circo, que
moriremos quemados por nuestras máscaras. Es más terrible todavía. Si, vestida
de esa manera, Zintkala Nuni, la niña de Wounded Knee, nos parece una persona
bajo un disfraz que nunca más volverá a ser india”.
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Leonard Wright Colby con Zintkala Nuni |
Historias desgraciadas que el tiempo cubre de olvido hasta el instante enn que alguien hace un amago de rescate y se recuperan los recuerdos de aquel libro en rústica, Enterrad mi corazón en Wounded Knee, que daba la vuelta a todas esas películas de indios, vaqueros, caravanas de colonos, guerreras azules y empalizadas de madera.
ResponderEliminarMagnífico y triste libro, si señor, que da la vuelta una vez más a esa supuesta epopeya que pretende ser vestida de una honorabilidad que difícilmente puede sentar bien...
EliminarWilliam Randolph Hearst, tiene parte de la culpa, sus periódicos cubrían ya con un velo patrio toda esa mierda aprovechando para arrojarla sobre los españoles, todo un tipo.
ResponderEliminarNo creo que el tío Willy tuviera algo que ver con esto, aunque vaya usted a saber...
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