Desde el infierno
Sobre lo que decía de Jack el
Destripador la prensa española del año de los hechos (1888) es más de lo que
uno pudiera imaginar en un primer momento. De hecho se da puntual y detallada
noticia desde casi el principio de cada uno de aquellos crímenes, de los que “ya
tienen conocimiento nuestros lectores”, en “La correspondencia de España”, “La
Iberia”, “La Ilustración Española y Americana” (donde llegan a llamar Santiago
el Destripador, al viejo Jack), “La Época”, “La república”, “El correo militar”,
etc…
El interés por esto me ha venido
a cuenta a una relectura que he hecho de “Desde el infierno” de Alan Moore (y
Eddie Campbell) que ha despertado en mi el ánimo suficiente para dedicar una
parte de la mañana de este domingo a curiosear por la prensa española de aquél
entonces. Y como premio, he dado con una más que curiosa reseña que, además de exponer
las teorías de sobra conocida por quienes han pasado en algún momento por la
cuestión, dejan otras informaciones que si bien no sirven especialmente para
nada –como casi todo lo que se ha dicho sobre el tema-, tampoco dejan de resultar
especialmente curiosas por ser las que se leían por aquí en aquél entonces a
cuenta de ello.
Si el número de septiembre/octubre
de 1888 de la “Revista de España” no duda en llamar al asesino “Juan el
Destripador, asombro de Whitechapel”,
La Justicia del 6 de octubre de 1888, cuenta que el Daily News ha recibido un
telegrama desde Nueva York en el que se plantea curiosamente, y con una
ramalazo racista, una teoría muy en la línea de otra en moda hoy en día, y
referida al conocido asesino en serie H.H. Holmes:
Las víctimas eran casi siempre negras, y por eso la sensación no fue
tan grande. El asesino operaba de la misma manera que el de Londres y hacia las
mismas mutilaciones.
Coincidencia tan extraordinaria ha hecho concebir tanto en Londres como
en Nueva York la teoría de que el asesino de Whitechapel es probablemente el mismo
criminal de Texas, que ha cambiado su campo de acción.
El hecho de que han cesado desde hace algún tiempo los asesinatos y
mutilaciones de mujeres en Texas, arguye en favor de la suposición de que el
asesino se ha marchado a otra parte. Los rasgos característicos de los
asesinatos de Londres coinciden con los de Texas. Las señas del hombre que
algunos han visto, ó pretenden haber visto con las mujares asesinadas en
Londres, coinciden en que es un hombre de aspecto extranjero, y que habla con acento
americano.”
La Iberia de 22 de octubre de
1888 hace un recuento de teorías y sospechosos muy interesante, y El País y La
Ilustración Española y Americana a principios de ese mismo mes lo compara con
el famoso Juan Díaz de Garayo “El Sacamantecas”, quién cerca de una década
antes había aterrorizado de manera similar a la Llanada Alavesa.
Como ocurre con la misma fuente,
la prensa londinense, el interés por el asunto se va apagando quedando sin
solución a partir del momento en que Jack deja de estar presente en la escena
del crimen de la capital británica tras el asesinato de Mary Kelly.
Curiosamente, hubo un español
incógnito que asomó en uno de los episodios de esta historia sin que se sepa
más de lo que se lee en “El Imparcial” del 15 de septiembre de 1888, hace ayer
130 años exactos, para acusar a John Pizer, conocido por el sobrenombre de Leather Apron (“Mandil de cuero”),
y uno de los grandes sospechosos de primera hora:
Un hombre que los periódicos de Londres
dicen ser español o de origen español y que lleva, al ojal una cinta que por la
descripción debe ser la de Carlos III, se ha presentado el martes a la policía declarando
que en la madrugada del crimen y en la misma Calle donde fue cometido éste, vio
á dos hombres peleándose con una mujer.
El sujeto a quien nos referimos
añadió que reconocería a cualquiera de los dos hombres que le fuera presentado.
Entonces la policía cogió á un
tal Piser, detenido dos días antes por sospechas, y juntamente con otros 20
recogidos al azar en la calle, los presentó al autor de la denuncia.
Este designó desde luego a Piser
como uno de los hombres que se estaban peleando con una mujer en la madrugada
del sábado en Hambury-street.
Piser niega rotundamente el
hecho. Su casa ha sido registrada y en ella no han encontrado ningún objeto
manchado de sangre.
A pesar de esto, Piser continúa
preso y muy vigilado."
En el farragoso mundillo de la especulación informativa se mantiene esa verdad inmutable de especula y vende, por eso el Destripador se convirtió en un personaje más periodístico y literario que policial con el que se podían presentar multitud de teorías.
ResponderEliminarAsí es. Y vende por ser desconocido, y porque un loco, que quizá ni fue el asesino, ideó un magnífico reclamo publicitario: un nombre con impacto, gancho y directo... Jack el Destripador. Y esto fue lo que le envío al Olimpo del Crimen. Bueno, eso y que actuó en Inglaterra y en una gran ciudad, que nuestro Sacamantecas es de unos años antes y más allá de "Cuerda de presos" no creo que se le ha escrito o filmado...
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