Sigamos una vez más los hilos de existencias pasadas, merodeando por derroteros tan inesperados como sorprendentes. ¿Es posible que a principios del pasado siglo XX, el pintor Julio Romero retratara a la reina de los Vampiros de París?, ¿fue ella quién realizó en Hondarribia el primer film de ficción de Euskadi?, ¿realmente fue coronada como la décima musa por los surrealista?. Hay un largo camino por delante... Comienza el espectáculo I. Fantomas Paris, 1911. La atención popular, que por aquél entonces no tenía muchos más entretenimientos que el de la lectura propia o ajena, está centrada en las perversidades de un nuevo criminal. Éste muestra habilidades casi desconocidas hasta entonces para el gran público, como es la del disfraz, para suplantar la mayor parte de las veces a sus víctimas, o la de mostrar una sádica creatividad en sus crímenes, empleando plagas de ratas infectadas, venenos de efectos insospechados y toneladas de arena con las que llena las estancias de sus objet...
Les voy a hablar de este navío de tres mástiles con velas desplegadas, abundante artillería, y un elegante mascarón de proa ¿Les dice algo? Su nombre era Joly , una fragata de 36 cañones que salió allá por el año 1684 del puerto de La Rochelle, escoltando a otras dos fragatas, la Belle y La Aimable , y al queche Saint-François . Transportaban colonos, alimentos y soldados, en una expedición que, encabezada por La Salle, marchaba a colonizar la Louisiana. Pero hagamos como con la pipa de Magritte: eso no es un barco, es el dibujo de un barco, y si lo amplían y se fijan bien en él, verán que hay unas notas manuscritas a la derecha y a la izquierda en francés, en una letra que -como se dice en la ficha del archivo que lo conserva-, está muy desvaída. Intentemos leer lo que dice a la derecha: "Monsieur. Je ne sauve pas quel sorte de gens vous etes / nous sommes francaises nous sommes par/ mi les sauvages nous [...] bien etre / parmi les cre...
He querido dar una nota de color a este cuaderno, tan frecuentado como está últimamente por los blancos, negros, sepias y otros colores de la memoria difusa. Lo he hecho además para iluminar un poco los negros pensamientos que hoy me acompañan. Si el lector de estas líneas no está interesado en escuchar el insistente sonido de una pataleta, o los lamentos cargantes de quien desea soltar la bilis sin detenerse demasiado en depurar los modos, hará bien en detenerse aquí, clickear alguno de los enlaces que se le ofrecen a la derecha y volver en otra ocasión. Yo se lo agradeceré, pues nunca tendré que extenderme en reparar lo que ahora corre el riesgo de romperse. Una vida normal. Oíamos hace unas semanas a Cristina Borbón quejarse de que no se le dejaba llevar una vida normal . ¿Qué es una vida normal? ¿Vivir en uno de los más exclusivos barrios de Washington a sueldo –generoso, por supuesto-de una corporación, a la que el favor le es devuelto con creces en alguno de los laberínticos pas...
Todo lo bueno se acaba, espero que para posar la mirada en otro lugar, en otro interés.
ResponderEliminarPues nada, a sentir, vibrar, soñar y crear recuerdos.
ResponderEliminarO sea: vivir.
EliminarBuen viento !!
ResponderEliminary desde luego Salud!!
Hasta pronto, con cuidado.
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