Pequeño diccionario debatziano
Un día como el de hoy de hace cinco años, 19 de abril de 2005, salieron a la luz Charles de Batz y el primero de sus cuadernos. Para celebrarlo, no se me ocurre nada mejor que hacer una memoria de todo este tiempo a partir de algunas palabras, nombres o títulos que con mejor o peor fortuna han pasado por las páginas de los tres cuadernos que, hasta el momento, llevo escritos.
Aguamixa: ya que vamos de diccionario, comienzo con esta entrada extraída del tomo I de la Encyclopédie, y escrita por mano de Diderot. La transcribí tal y como sigue hace tiempo, y siempre me ha parecido, además de graciosa, bastante significativa de los tiempos en los que aún vivimos: "Aguaxima, una planta que crece en Brasil y en las islas de América Central. Esto es todo cuanto se nos dice de ella. Y a mí me gustaría saber para quién se hacen descripciones como ésta. No puede ser para los nativos de la región, quienes obviamente conocen más características de la aguaxima que las que incluye esta descripción y que no tienen mayor necesidad de ser informados de lo que crece en su propia tierra: sería como decirle a un francés que el peral es un árbol que crece en Francia, Alemania, etc... Tampoco está hecha para nosotros; porque ¿qué puede importarnos que crezca en Brasil un árbol llamado aguaxima, del que desconocemos todo salvo el nombre? ¿A quién puede resultarle útil saberlo? Deja en la ignorancia a quienes ya lo estaban antes; no enseña nada a nadie. Si menciono esta planta, y varias otras igualmente mal descritas, es en atención a aquellos lectores que prefieren no encontrar nada en un artículo de Diccionario, o incluso encontrar una estupidez, a echar de menos el artículo en cuestión."
Anotación: la primera, del 19 de abril de 2005. Desde entonces, y si no me salen mal los cálculos, han sido 211 anotaciones de las más variadas extensiones y temáticas, escritas durante mucho tiempo con una periodicidad mínima semanal. A veces, con más frecuencia. Es en este último periodo cuando he reducido notablemente mi actividad y, tal y como se contará más adelante, pienso a partir de hoy mismo detenerla completamente durante un tiempo.
Armagnac: por esas cosas que se dan ahora tan a menudo de celebrar y crear aniversarios a cuenta de todo, este 2010 es, además de post-bisiesto, jacobeo, de Chopin, Europeo de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social, e Internacional de la Biodiversidad; es también según parecen manifestar quienes están interesados en hacerlo, el del 700 aniversario del Armagnac ¿Cómo, que antes de aquella fecha no lo conocían, no existía?, ¡pobres generaciones aquellas que no pudieron consolar sus fríos, o animar sus fiestas con siquiera un breve sorbo de tan hermoso placer!. Pues no, tampoco es eso. Se trata del aniversario de la primera mención escrita al “eau de vie” que existe, escrita por un tal Vital Dufour, prior en Eauze de la Gascuña, en la que considera que el tal aguardiente tiene “40 virtudes para conservar la salud y mantenerse en buena forma”.
Del Armagnac, si no recuerdo mal, se ha hablado siempre indirectamente en los tres cuadernos, muchas veces en los comentarios, aunque no por ello se le resta el protagonismo que merece en todos los encuentros y celebraciones de los que se ha hablado a lo largo de este tiempo.
Baradelle: este juguete científico ha sido el protagonista de muchas cosas en lo que a mi supone. Di con él mientras investigaba sobre la vida de su propietario, para lo que luego sería el libro del Conde de Fuentes. Desde la primera vez que vi su fotografía quede absolutamente enamorado de la pieza, no sé si más por su belleza o por pensar que con ella jugaron de pequeños el protagonista de mi investigación y su hermano. Imagino que habría de las dos cosas. El caso es que fue lo primero que busqué cuando visité el Louvre unos meses después, y puedo contar que casi no lo vemos, pues todas la salas anejas estaban cerradas, y solo por estar en una vitrina que daba a una escalera del museo, permanecía accesible. Eso sí: en un rincón apartado y oscuro de aquél descansillo.
De aquella visita, de lo que entonces estaba investigando, y de alguna que otra lectura que tenía entre manos, hice una serie de anotaciones dedicadas a la caja Baradelle: “Los singulares efectos de una tormenta”, “Hambre”, “El príncipe de los anticuarios”, y “Melancolia”. A las cuatro les guardo un especial cariño, más aún cuando todos aquellos que habéis tenido el enorme detalle de leer mi libro y remitirme unas líneas comentándolo, coincidís casi con total unanimidad en advertir una breve mención en el mismo a dicha caja, que no era otra cosa -como también señaláis- que un guiño que esperaba vuestro encuentro. Aprovecho para volver a daros las gracias por el esfuerzo que supone esa lectura, y por el detalle de remitirme además unas líneas de comentario…
Bonfils, Antoine de: llevaba un tiempo dándole vueltas a la idea de simular un post de corte histórico, con el objeto de ver hasta que punto somos capaces de engañar, o ser engañados, por medio de unos datos y cifras que aparentemente tienen algún fundamento. Así es como nació “La extraordinaria historia de Antoine de Bonfils”, y lo que obtuve fue algo muy diferente: uno de esos personajes a los que cogí especial cariño y al que volví en algunos post posteriores. Hice algo parecido mucho después, pero en lugar de con un personaje, con una obra literaria en “Las muertes de Figaro”. Por cierto que hay en él –y también se puede ver en la misma portada que acompaña al texto- uno de los tantos guiños que gusto de insertar en mis anotaciones.
Compagnons: somos varios los que utilizamos este término y, si no confundo su empleo, va inicialmente referido a aquellos que, por el año 2006, coincidimos amueblando nuestras bitácoras en torno a aquellas “La parte por el todo” que organizaba nuestra amiga Vailima. Allá tuve la fortuna de conocer, además de a la mencionada, a algunos de mis más queridos amigos bitacoreros: Vere y Herri, Anarkasis, Ladydark y Jafatrón. Después, aparecieron por mi cuaderno, o yo por el suyo que no lo recuerdo, otros tantos tan apreciados como Salamandra, Itoiz, Migratoria, Leodegundia, Goathemala, Isabel Romano, Freia, Chela, y un largo etcétera de personas que he tenido el placer de conocer a través de la cosa esta de las bitácoras. Además, guardo un especial cariño por Medea y Raúl, cerrados están desde hace ya tiempo sus cuadernos, quienes me acompañaron con sus primeros comentarios en los largos inicios del Ex Oriente Lux. Sobre el significado del término compagnon se cuenta algo en “Charlois le bruit dans la tete”.
Daghyem, Ismail: no recuerdo a santo de qué, leí un artículo muy interesante sobre las plagas de langosta, y se me ocurrió contar lo que hay en Ismail Daghyem. El caso es que, y no es la primera vez, el invento circunstancial se convirtió en algo muy querido para mi, le cogí el gusto al personaje, y algún tiempo después volví a relatar algo de él. Creo que su marca es la de un hombre de frontera, cronológica y culturalmente hablando, que observa como espectador un mundo que está desapareciendo.
Encantadora de serpientes, La: según el chivato ese de visitas que tengo puesto por algún lado de mi cuaderno, es la que lleva dicho título la anotación más visitada –por mucho-, de este pobre Tornavientos. Afortunadamente, sé que se trata de la curiosidad por determinados temas lo que hace llegar ahí a los lectores, y no los gustos y preferencias manifestadas de entre todo lo que tengo anotado en mi cuaderno. En ese sentido, quizá me sienta más satisfecho con la que lo fue en el primero de mis cuadernos -Le vi leer silenciosamente…, que ha sido además mi entrada con mayor número de comentarios, según veo en otro contador de esos que ponemos en las bitácoras.
Ex Oriente Lux: es el nombre que di a mis dos primeros cuadernos. ¿Por qué?, pues seguramente por haber llamado así a alguna otra cosa que inicié con anterioridad, cuando me dio por un orientalismo absoluto. Tampoco tengo muchas más ganas de hablar de esta entrada.
Grafitos: para quien haya seguido estos cuadernos, sabrá que mi afición por los grafitos me ha llevado a coleccionarlos –fotografiados, claro está-, y a encontrar en muchos de ellos historias tan reales como increíbles –la que tiene que ver con la novela "El último mohicano"-, curiosísimas casualidades, e incluso conmovedoras historias. No recuerdo, pero son muchas las entradas que he dedicado al tema a lo largo de los tres cuadernos.
Iago: es muy difícil expresar lo que siento, lo que me ha cambiado y el modo en que me hace enfrentarme a las cosas del día común, la llegada de este pequeño grumete que es mi hijo. Lleva con nosotros cerca de año y tres meses, y no imagino la vida sin él. Es travieso, inagotable, no para de moverse y en cualquier momento esos balbuceos que salen de continuo de su boca, se convertirán en palabras. Estamos deseando escucharlas.
Larrouge: es mi reflejo, la responsable de lo mejor que puede haber de mi. Muchas veces mi inspiración, y en todas coprotagonista de parte importante de las historias que se narran en los tres cuadernos. A ella están dedicados exclusivamente algunos textos, como aquél “A una peregrina pelirroja” o “Al fin y al cabo”.
Nubes: durante mucho tiempo, colgaba imágenes de nubes en mis anotaciones cada vez que pensaba en ausentarme durante un tiempo, bien fuera porque me iba de vacaciones o bien para tomarme un simple descanso. La verdad es que terminó por resultarme una fórmula muy cómoda, pues no tenía más que encabezar un escrito con una fotografía nublada, para que quienes más me conocían supieran de qué se trataba. El mismo afán de cambio que me hizo abrir este tercer cuaderno y rebautizarlo de manera diferente a como lo había hecho con los dos anteriores, me llevó a dejar de lado la cosa de las nubes para anunciar mis ausencias. Quizá no fue lo más acertado, pero lo hice. Quizá también vuelva a ello.
Temblón, El: lo pasé muy bien escribiendo el “Romance del bandido”, que es donde aparece el personaje de ese nombre. Fue un experimento que hice al terminar una lectura de “Viejas historias de Castilla la Vieja” del gran Delibes, y aunque poco tiene que ver con lo que en él leí, imagino que de alguna de sus páginas me vino la idea. Volví a repetir la experiencia un tiempo después cuando conté la historia del Chauffeur que se hizo con la caja Baradelle.
Tornavientos: el nombre me lo dio la casualidad cerca de tres meses antes de que abriera el cuaderno. Estando en Mirande, un pueblo de la Gascuña, di con un callejón que tenía la curiosa apelación de “Passage du vent qui tourne”; me gustó por lo lleno de evocaciones que estaba, y le hice una fotografía pensando en que para algo podría servirme algún día. Más o menos eso es lo que cuento en la primera entrada de este cuaderno.
Y esto es todo. He querido no excederme en el número de entradas para no aburrir demasiado al paciente lector. Soy consciente de que me dejo muchas cosas, y casi todas más importantes que las que aquí se presentan, pero es hasta ahí el lugar al que ha llegado mi memoria de manera un tanto apresurada, y dejándose llevar en ocasiones más por los afectos que por lo que la razón aconseja.
Dicho esto, y rememorando lo pasado desde aquél ya lejano día de hace cinco años, me despido de todos vosotros, queridos amigos, durante un periodo de tiempo que ni yo tampoco se cual va a ser, pero que de cualquier manera hará guardar silencio a mi querido Tornavientos de tal modo que a muchos les parecerá que ha enmudecido para siempre.
Muchas felicidades. Ya tienes un blog que debería ir a segundo de preescolar. El mío todavía va a la guardería.
ResponderEliminarNo he podido leer la entrada aún, amigo, pero de antemano mis felicitaciones. Ya sabes toda la admiración que te tengo y lo feliz que me siento cada vez que publicas algo.
ResponderEliminarVendré a leerte con calma. He visto un término llamado Iago.
De salud, la justa tirando a escasa. Esto ya me tiene un tanto minado pero me recuperaré pronto.
Un abrazo.
Así es, Salamandra, pronto empezará a pedirme la paga y a volver tarde a casa. !Cómo pasa el tiempo!
ResponderEliminarVaya, Goathemala, siento leer que todavía andas con la enfermedad a cuestas. Espero que sea como dices y poco a poco vayas recuperándote. Gracias por tus palabras y !cómo no! Iago no podía faltar en la lista.
Muchas gracias por vuestra visita y comentarios.
Salud y hasta pronto
Fue un placer acompañarte en este recorrido que hiciste de tus escritos, en cambio tristeza es lo que siento al enterarme de que abandonas el blog durante un tiempo indefinido.
ResponderEliminarTe echaré de menos pues tu blog figura entre los mejores que conozco y visito. Espero que vuelvas pronto y que no dejes de avisarme.
Entre tanto, te deseo lo mejor para ti y tu familia.
Un fuerte abrazo
Gracias Leo por tus generosas palabras. Que cierre mi cuaderno no quiere decir que no pase a visitaros siempre que pueda, pues sigue siendo para mi un placer leeros, y dejar cuando se me ocurre algo algún comentario.
ResponderEliminarCelebro ver el ánimo con el que conduces tu cuaderno desde que regresaste. Lo mejor para ti y los tuyos, por supuesto.
Salud
Charles, compañero, que sigamos con salud, sea donde sea (y aunque sea en silencio). Seguro que el tiempo que has dedicado a esto lo emplearás igual de bien a cualquier cosa que se lo dediques.
ResponderEliminarCuídate mucho.
!Que alegría saber de tí, Jafa, después de tanto tiempo! Verdaderamente, no sólo la escritura, sino los comentarios que comienzan a brotarle a esta anotación están como llenos de una dulce y suave nostalgia. Es curioso, pero así lo siento.
ResponderEliminarGracias también a ti por tus generosas palabras, y espero que esa posible apertura que anuncias termine por hacerse realidad. Si o si. Es broma, ambos sabemos lo que es mantener un cuaderno de estos, con los bolsillos llenos tanto de alegrías como de desaliento. Quizá esto último es lo que me ha hecho parar el mío, y volver a él con la distancia de algún tiempo pasado. O no.
Salud y que todo te vaya lo mejor posible, querido compagnon.
Charles, entiendo perfectamente lo de necesitar distancia, ahí estaba yo hace un rato... Y estos blogs ocupan tiempo, sí, pero cuando han cumplido un propósito en algún momento de nuestra existencia (ya sabes, bolsillos llenos de lo que sea), al final se les echa de menos. Por eso me da a mí que tarde o temprano te volveremos a ver.
ResponderEliminarUn abrazo compañero
La verdad es que me emocioné leyéndote porque conozco buena parte del recorrido de tus cuadernos y el distanciamiento indefinido que anuncias al final me duele mucho.
ResponderEliminarPero sé, querido amigo, lo necesarias que son las pausas y los abandonos temporales de éste mundo para recobrar fuerzas y entusiasmo.
Siempre esperaré tu regreso, disfruta mientras tanto de tu niño. Sé que en él encontrarás una fuente de inspiración y, sin duda, un aliento ante la vida.
Me contentaré con tus entradas, tengo la fortuna de que muchas me quedan por leer y, también, con tu libro al que aún no he tenido tiempo de hincarle diente. Ya te contare, vendré de cuando en cuando.
Un abrazo.
Felicidades por haber llegado a estos cinco años manteniendo el nivel tan alto.
ResponderEliminarEn nuestro jardín comentábamos sobre los ciclos de la naturaleza, ahora finalizas (de momento) un ciclo de una de tus muchas facetas con un diccionario que me llena de nostalgia; todos los prsonajes que nombras aún no se han borrado de mi mente, al igual que otros que no has nombrado, pero el más inolvidable de todos va a ser el Señor de Batz.
Como otras tantas veces alzo la copa de armagnac y brindo por tí compagnon, por Larrouge y por Iago.
Salud, salud, salud.
Estimado Jafa, es algo así: de vez en cuando hay que descansar, parar las máquinas y replantearse todo. Poco duda me queda de que volveré. No puede ser de otra manera.
ResponderEliminarMuchas gracias por tus palabras, querido Goathemala. Pr supuesto que en el pequeño Iago he encontrado una fuente de inspiración y, además, una nueva -o revitalizada-, manera de ver las cosas. Por supuesto que cierre temporalmente mi cuaderno no quiere decir que no vaya a pasarme por los vuestros. Por ahora, ahí nos veremos. Cuida tu salud, amigo.
Salud también para ti mi buen amigo Herri.Todavía no tengo claro si con esto he de cerrar un ciclo e iniciar otro, o se trata de un simple descanso antes de tomar el camino de nuevo. Es algo que pretendo aclarar. Mientras tanto terminaré con un par de cosas que siempre había dejado pendientes, y que ahora pretendo concluir de una vez por todas. ¿Lo conseguiré?. Veremos. Brindemos pues a la salud de todos nosotros querido compagnon.
Muchas gracias por estar ahí.
Salud
Me ha costado mucho comentar tu anotación por lo que tiene de adios. En todo caso ahí está lo escrito para volver y seguir disfrutando. Lo cierto es que has creado un espacio que tiene un lenguaje propio y en el que nos hemos sentido a gusto.
ResponderEliminarBrindo con una copa de Marie Buffau de 20 años por el camino y por los compañeros.
Se te echaba en falta por este rincón tornaventero, querido Vere; así que tarde o temprano, lo que se agradece es la presencia de tus palabras. No lo entiendo como una despedida. Soy consciente de que tarde o temprano volveré, pero me quiero obligar a terminar antes con un par de cosas que dejé colgadas hace ya un tiempo, y que tengo la esperanza de que prosperen - ya se verá que ocurre -. Después, si el tiempo, trabajo y el terrible grumete Iago me lo permiten, procuraré volver. También se verá que ocurre.
ResponderEliminarCinco años es un tiempo considerable para establecer una serie de lazos y afectos que no me gustaría perder. Además, disfruto escribiendo, contando cosas y experimentado con el modo en que lo hago. Creo que ambos motivos más que suficientes para pensar en seguir en un futuro.
Mientras, espero que mis compagnons sigan manteniendo sus cuadernos, y por ellos pasaré siempre que pueda.
Todo esto no quita para que brindemos con Marie Duffau, por supuesto, uno de mis Armagnaques más queridos. Te dejo aquí una breve historia de la casa, que es verdaderamente curiosa y da para escribir algo:
http://www.vosselections.com/Domains/1287.html
Salud, querido amigo, gracias y hasta pronto.
Querido amigo, siento que dejes esta esquina "donde da la vuelta el viento" (¡qué titulo tan de Torrente Ballester!)por una temporada. Cinco años es mucho tiempo en la blogosfera y creo que has hecho una proeza enorme y, desde luego, nos has regalado un tiempo y unos textos preciosos que no olvidaré. Leo que no tienes muchas ganas de hablar de Ex Oriente Lux, y esa fue la bitácora tuya que primero encontré y frecuenté con gran placer, y de ella nació Parepidemos Samosatense, de excelsa memoria... En fin, querido amigo, esperaré pacientemente a que retornes algún día y, si no lo haces, en cualquier caso puedo enorgullecerme de haber tenido la dicha de conocerte a través de este medio.
ResponderEliminarUn abrazo muy fuerte y mucho éxito en todo aquello que emprendas. Y, por descontado, que disfrutes mucho, mucho de Iago.
Querida Isabel, si que son muchos cinco años... Tantos que a uno se le hace raro esto de intentar olvidarse de las cosas bitacoreras, pero necesito hacerlo, aunque sea por un tiempo. Ahora, como ya lo he comentado aquí mismo, necesito un tiempo para centrarme en otras cosas, reordenar las ideas, organizarme de nuevo y sacudirme ese desencanto o desgana de que de vez en cuando nos invade a los que pretendemos cuidar de nuestros cuadernos.
ResponderEliminarTe agradezco mucho tus palabras y también ese recuerdo que, según me cuenta nuestra querida Paz, me dedicásteis el viernes que estuviste en Madrid. Se agradece mucho, de verdad.
Por supuesto que espero que este mes sea el de tu definitiva consagración de la mano de ese reconocimiento que, si no me confundo, va a tener lugar uno de estos días. Sabes que todos los que te leemos te apoyamos.
Un abrazo y gracias por tu visita.
Salud
¿Nos deleitarás con una crónica del viaje a Bretaña? Un abrazo muy fuerte, querido amigo.
ResponderEliminarDesgraciadamente, querida Isabel, hace mucho que no me paso por aquellas tierras. Demasiado, sin lugar a dudas. La que acaba de regresar de allá es nuestra común amiga Freia.
ResponderEliminarMuchas gracias por pasarte por este cuaderno que lleva ya una larga temporada en silencio. Volveré, supongo, aunque todavía lo veo lejos.
Salud, querida amiga.
No te puedes imaginar lo mucho que me alegró volver a saber de ti, creo que no soy la única que te echa de menos por estos lares.
ResponderEliminarSi pasas a darte una vuelta por esta tu casa que sigue cerrada para los demás, recoge un fuerte abrazo que aquí te dejo.
Lo recojo, querida Leo, y desde luego que con mucha ilusión. Ten por seguro que aunque mi Tornavientos permanezca todavía un tiempo cerrado, siempre buscaré un momento para pasarme por vuestros cuaderno y dejaros unas palabras. Es un placer del que no me quiero privar.
ResponderEliminarUn abrazo y salud, muchísima salud.
Un abrazo, querido amigo, ahora será un excelente momento para tomar tu libro. Tendré tiempo (por fin!!!) y te contaré.
ResponderEliminarSe descubrió mi problema de salud. Una diabetes, además parece que de tipo 1 o juvenil, lo que, con los años que tengo, es casi un agradecimiento a la enfermedad o al que hizo la taxonomía. Se me fue mucho, mucho peso, parezco una raspa de bacalao.
Un abrazo, de nuevo.
Estimado Goathema, lo primero disculpa el retraso en responderte: la proximidad de mis vacaciones y la carga de ocupaciones varias me tienen totalmente fuera de juego. Es lo que me ha tocado para este año.
ResponderEliminarDe cualquier manera, espero que el haber localizado por fin el origen de tus dolencias sea el primer paso para su resolución. Espero también que a partir de ahora vayas mejorando, y vuelvas a poder frecuentar la blogsfera. Tengo unas cuantas lecturas pendientes en tu cuaderno que pasaré a visitar muy pronto. Lo estoy deseando.
Cuídate mucho y como más, que no es cuestión de quedarse, como dices, en las raspas.
Salud, mucha salud
Has construido un excelente blog, lleno de artículos de bastante interés, que han logrado sacarme bastante de la rutina.
ResponderEliminarGracias por compartirnos tan buen post, realmente e disfrutado de tan excelente información.
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