Explicit novum testamentum
Parece que esta curiosa obra titulada “Explicit novum
testamentum”, fue firmada “in die apparationis domini”, el 6 de enero, de
1500 por un tal Peterus de Gemundis, monje dominico a quien se le conoce también
una copia de las Sententiae de Petrus Lombardus (Basilea, 1492). Aunque una
inscripción al pie del último grabado – IHENIS-, indica que estos fueron
realizados en Jena (actual Alemania), es posible que Peterus redactara los
textos que los acompañan en la vecina Leipzig. De hecho, quienes han estudiado
la obra sugieren que pudo ser impresa en alguno de los Conventos dominicos que
había en ambas localidades. Esto cuadra perfectamente con el hecho de que dicha
orden tiene como principal cometido la predicación, y el “Explicit…” es una
excelente herramienta tanto para memorizar como para difundir de manera comprensible
el contenido de los textos que acompañan a las ilustraciones.
Indagando
sobre esta obra he encontrado prácticamente nada. Pero sí que he dado con
referencias a las técnicas nemónicas apoyadas en textos escritos e imágenes que
parece fueron desarrollándose con especial intensidad a lo largo de la Baja Edad
Media. Su objeto era dar a conocer los extensos y complejos textos sagrados, en
una época en la que un predicador debía habitualmente echar mano de su memoria,
a falta de una copia impresa -por inexistente-, o manuscrita -por inaccesible-
de los textos sagrados.
En
relación a esto hay múltiples casos que explican cómo se las apañaban con dichas
técnicas. Por ejemplo, se cuenta que el monje benedictino Petrus de Rosenheim elaboró
entre los años 1420 y 1423 una adaptación reducida del texto bíblico para
ayudar a los estudiantes, clérigos y predicadores a recordar su contenido. Según
parece, condensó en versos de dos líneas cada uno de los casi 1.200 capítulos
de la Biblia, procurando además que existiera una correlación de las letras
iniciales de cada uno de los versos con las del principio del texto bíblico al
que hacen referencia. Además, podían ser recitados casi de corrido siguiendo
una melodía, lo cual ayudaba a los
estudiantes y predicadores a recordar su contenido. Un trabajo muy
complejo que se vio recompensado con el éxito y la reimpresión de tres
ediciones incunables.

Así,
resulta aún más curioso el hecho coincidente de que algunas de las páginas de
texto que han sobrevivido del “Explicit novum testamentum”, se correspondan con
el Libro de Salmos: si se sumerge a curiosear en ellos, uno se encuentra precisamente
con una clara alusión a la importancia que siempre ha tenido, y tendrá, ese
espacio al que llamamos memoria.
In
memoria aeterna erit justus (Ps. CXII, 6)
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