El arpa del sello

Desde luego que no se trata de algo que resulte especialmente excepcional, pero la reseña que me he encontrado esta mañana en una publicación francesa de historia sobre un sello de Guilhem VIII, señor de Montpellier, me ha parecido absolutamente evocadora. Parece ser que ese sello en cuestión es el único que se conserva del tal señor y se halla en un documento de venta de unas tierras por parte de una noble fechado en 1192. El sello, que es lo que atrajo mi atención, nos muestra aquello que el señor de Montpellier quería que fuera la imagen de su persona y, por extensión, de su mandato: por un lado, un guerrero perfectamente pertrechado, espada desenvainada y en posición de combate, en forma muy parecida a la que tiempo después veríamos representarse a los condotiero. Pero lo llamativo es que en el reverso de esta, vemos algo absolutamente opuesto: el mismo hombre, pero esta vez vestido más modestamente, sentado y con un arpa en entre las manos, por el rostro parece estar sonrien...