Para que yo hable de poesía

Para que por fin, después de tanto tiempo, me decidiera hoy a dedicar dos líneas a la poesía, han tenido que pasar muchas cosas. Tantas, que si uno creyera en predestinaciones, magias y mensajes cifrados de vaya usted a saber qué entidad, pensaría que el cúmulo de circunstancias coincidentes que han venido a agruparse en tan corto periodo de tiempo, eran cosa –en el mejor de los casos-, de alguna dulce musa que ha tenido a bien dar cuenta a mi entendimiento de la necesidad de ponerme a esto. - ¿Para qué? Creo que la inexistencia de una respuesta coherente, hace ya innecesario el seguir adelante en lo que me proponía. Sin embargo, a este que leen, le atraen de manera absolutamente instintiva, irracional, todos aquellos asuntos que son inútiles, que no sirven para nada… Por ejemplo. ¿A quién demonios puede interesarle que, tras escribir la anotación anterior, me diera por buscar un paralelismo entre lo que hacía la bruja valenciana y los senninbari ( 千人針 )? No sólo no interesa, si no que...